La Eurocopa que se celebró este verano en Suiza marcó un hito para el fútbol femenino, con récords de asistencia, partidos impactantes y una atmósfera de euforia, tanto en los estadios como en las áreas para aficionados. La selección suiza, la “Nati”, entusiasmó al público nacional en un imponente escenario y, por primera vez en la historia, se clasificó para los cuartos de final de la Eurocopa.
MARIANNE MEIER Y MONIKA HOFMANN: “Das Recht zu kicken. Die Geschichte des Schweizer Frauenfussballs” (Derecho al gol. La historia del fútbol femenino suizo). Editorial Hier und Jetzt. Zúrich, 2025. 335 páginas, 39 francos.
Sin embargo, este gran triunfo rojiblanco no debe ocultar el hecho de que las futbolistas han sido marginadas durante mucho tiempo en Suiza. Hasta los años sesenta, se les negaba el acceso a ese coto reservado a los hombres. Si bien es cierto que la federación suiza, a diferencia de las de Inglaterra o Alemania, no prohibía formalmente el fútbol femenino, las pioneras tuvieron que luchar duramente por su “derecho al gol”, como relatan en su libro la historiadora Marianne Meier y la investigadora de género Monika Hofmann.
Entre las pioneras figuraban las hermanas Monika y Silvia Stahel, quienes en 1963 fundaron el primer equipo de fútbol femenino, el FC Goitschel, en el pueblo de Murgenthal (AG). Con su creciente éxito, las ambiciones de las futbolistas también fueron en aumento: ya no se conformaban con ser la nota exótica en los torneos locales. Si bien su petición de fundar una competición femenina reconocida se topó con el rechazo rotundo de la Asociación Suiza de Fútbol (ASF), para apaciguar a las decepcionadas jugadoras esta les ofreció una formación para ser árbitras. Las mujeres de Argovia habrían preferido jugar ellas mismas, pero vieron en esta oferta una oportunidad para demostrar de otra manera sus habilidades en el campo de fútbol. Las “damas con silbato” solo participaban en partidos juveniles.
El giro decisivo llegó en 1970, al fundarse la Liga Suiza de Fútbol Femenino, que veinte años después se integraría en la ASF. En esa década también se celebraron los primeros partidos internacionales de la selección. Entre las mejores jugadoras de la “Nati” se encontraba Madeleine Boll, la famosa “Mado”, que tenía contrato con el club milanés ACF Gomma Gomma. Esta talentosa futbolista se había trasladado a Italia tras ver frenada su carrera en Suiza. De joven, Mado había jugado con éxito en el equipo juvenil (masculino) del FC Sion e incluso obtuvo, por equivocación, una licencia de la ASF en 1965. Cuando la federación se percató del “error”, le retiró a Boll su derecho a disputar partidos. Pero Mado no abandonó su sueño y allanó el camino para miles de niñas y mujeres que desde entonces han seguido sus pasos.
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