La autora Rinny Gremaud nació en la ciudad portuaria de Busan, Corea del Sur, en 1977, y vino a Suiza con su madre cuando era pequeña. Foto cedida a la revista
Su padre era ingeniero, ella nació en una central nuclear, siendo hija de “una madre de carácter fuerte y orgulloso y de un posible canalla” que trabajaba como especialista en generadores en la central nuclear de Kori (Corea del Sur), donde había conocido a su madre. Corría entonces el año de 1977. Pero semanas después de la puesta en marcha de la planta y del nacimiento de su hija, se escabulló sin dejar rastro.
Cuarenta años más tarde, la narradora sale en busca de su progenitor, cuya ausencia ha activado su “reactor anímico”, según afirma metafóricamente. Sin embargo, su sistema de refrigeración impide que su corazón sufra una “fusión nuclear”. Retoma el rastro de su padre en Gales, región que lo vio crecer, lo sigue hasta Asia Oriental y finalmente llega a Monroe (Míchigan). Aquí, su padre estuvo trabajando en el reactor Enrico Fermi 2, que se averiaba una y otra vez, debido justamente al mal estado de sus generadores. La narradora describe estos problemas con indulgente suficiencia.
La novela Generator, de Rinny Gremaud, es una obra sorprendente, llena de reflexiones críticas, en la que se entremezclan biografía e historia de la tecnología. Rinny Gremaud que, al igual que su narradora, nació en Corea, se acerca a la figura paterna a través de los procedimientos y consecuencias de su quehacer como ingeniero nuclear, que describe con pericia técnica. En su viaje, se topa una y otra vez con una devastadora realidad industrial que la conmueve. Esta monstruosa forma de energía no respeta ni a las personas ni a la naturaleza. Por eso, ella se empeña en combatirla a través de una ficción literaria que le sirve para recomponer los fragmentos de la vida de su progenitor.
El libro se publicó en 2023 en francés (centro), ahora puede comprarse en alemán (izquierda) y en enero de 2026 saldrá al mercado en inglés (derecha).
“Podría haber preguntado a mi madre”, escribe, “pero prefiero inventármelo todo yo misma”, para que a los implicados les queden “espacios de retiro, lugares de refugio y zonas grises”. De este modo, la narradora evita incurrir en un tono aleccionador y, al mismo tiempo, mantiene las riendas de su novela, a caballo entre ficción y realidad.
Rinny Gremaud cuenta su historia, en la que resuenan experiencias personales, a veces con precisa sobriedad, otras con humor y sutil ironía. De vez en cuando se desahoga con comentarios cáusticos y maliciosos que destilan dolor. Ese sutil juego de emociones confiere al lenguaje de su obra un colorido muy particular, de gran belleza. Al final de la novela, la narradora se encuentra ante la puerta de su progenitor, de 82 años, y le da la espalda. Ya sabe lo suficiente.
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