La arriesgada vida en los valles: En cuanto el subsuelo se descongela, empieza a desmoronarse la montaña
03.10.2025 – Theodora Peter
El devastador derrumbe de Blatten (Valais) conmocionó a Suiza. Este desastre nos obliga a preguntarnos qué tan seguro es vivir en los valles alpinos expuestos a este tipo de fenómenos. Los científicos advierten que, con el calentamiento global, el riesgo de derrumbes y aludes de lodo seguirá aumentando.
Vista del pueblo de Blatten, sepultado bajo los escombros. El cono de hielo y grava tiene dos kilómetros de largo y hasta cien metros de profundidad. La avalancha de escombros se precipitó hacia el valle por la izquierda, y se desparramó luego hacia la ladera derecha hasta alcanzar el caserío de Weissenried. Foto Keystone
El pueblo de Blatten ya no existe. El 26 de mayo de 2025, unos diez millones de metros cúbicos de grava y hielo sepultaron esta aldea situada en el valle de Lötschental, en el cantón del Valais. Dos semanas antes, sus habitantes habían sido evacuados a aldeas vecinas. Desde allí observaron, atónitos, cómo, a las 15: 30 horas de aquel fatídico día, el glaciar de Birch colapsó con un enorme estruendo, se precipitó hacia el valle y sepultó su pueblo.
Esta catástrofe resultó de una fatal reacción en caden2023 a: en los días y semanas anteriores, grandes masas rocosas se habían desprendido del Kleines Nesthorn y habían caído sobre el glaciar situado debajo. Este no pudo soportar la enorme presión de los escombros. Según los investigadores de la ETH de Zúrich, quienes han estado vigilando el glaciar y el Kleines Nesthorn desde los años noventa, es probable que el cambio climático haya favorecido el deshielo del subsuelo y el aumento de los derrumbes. Los científicos establecen paralelismos con el desplome de montaña en Bondo (GR), en agosto de 2017: entonces, unos tres millones de metros cúbicos de roca se desprendieron del Pizzo Cengalo sobre un pequeño glaciar, arrastrándolo parcialmente y provocando un alud de lodo. Ocho senderistas perdieron la vida. Aunque la población de Bondo salió ilesa, la avalancha causó graves daños a casas y carreteras. Para proteger el pueblo de futuras amenazas, las autoridades destinaron más de cincuenta millones de francos a la construcción de estructuras de protección, entre ellas una presa contra las inundaciones.
Planes para una pronta reconstrucción
Los trescientos habitantes de Blatten lo perdieron todo. Un hombre que iba camino de cuidar sus ovejas en el momento del derrumbe fue hallado sin vida más tarde. El mismo día del desastre, Matthias Bellwald, alcalde del municipio, hizo un llamamiento para reconstruir el pueblo y pronunció una frase muy citada: “Hemos perdido la aldea, mas no el corazón”. Tan solo dos semanas después, el concejo municipal presentó su plan para volver dentro de cinco años: era importante transmitir un mensaje de optimismo “y demostrar que la reconstrucción es posible”, explicó Bellwald cuando Panorama Suizo visitó Wiler, en julio pasado. Desde esta localidad vecina, el alcalde dirige los destinos de la comunidad.
Matthias Bellwald, alcalde de Blatten, no quiere abandonar su aldea: “Es nuestro hogar y nuestra tierra”. Foto Keystone
El 80 % de los habitantes de Blatten se quedaron en el valle de Lötschental, donde recibieron cobijo por parte de los municipios aledaños. No se ha producido el temido éxodo del valle, debido, entre otros motivos, a que los niños de Blatten desde siempre han ido a las escuelas de las localidades vecinas de Wiler y Kippel. “Es muy importante que los escolares puedan quedarse en su entorno habitual”, explica Bellwald. Y para los adultos, se trata de adaptarse a una nueva normalidad tras una fase de conmoción y duelo. “Esto no siempre resulta fácil”, comenta el alcalde. Por más cordial que sea la acogida en el exilio, “uno echa de menos el hogar familiar”. Es patente el afán de muchas personas por regresar a “su” Blatten, cueste lo que cueste: “Estamos poniendo todo nuestro empeño y entusiasmo para lograrlo”. Primero se habilitará el acceso a los caseríos que siguen en pie en lo alto de la aldea y, a partir de 2026, se empezará a desescombrar el centro del pueblo. Si todo sale según lo previsto, comenzará a resurgir un nuevo Blatten a partir de 2029.
Las aseguradoras privadas han puesto a disposición unos 300 millones de francos para la construcción de nuevas casas, a lo que se suman las inversiones públicas en carreteras, suministro eléctrico y abastecimiento de agua. La Confederación y el cantón del Valais se han comprometido a brindar su apoyo; asimismo, numerosos municipios y particulares suizos muestran su solidaridad y hacen donaciones para la reconstrucción.
En Bondo (Grisones), las autoridades invirtieron 50 millones de francos en obras de protección, entre las que se encuentran una presa y un embalse de contención. En 2017, un alud de lodo devastó el pueblo.
Pero esto no impide que se escuchen voces críticas que se preguntan si la naturaleza no está haciendo inhabitables ciertas zonas. Sin embargo, para el alcalde es inconcebible abandonar Blatten: “Es nuestro hogar y nuestra tierra”. El pueblo nos pertenece a nosotros que lo hemos perdido, declara Matthias Bellwald, “y tenemos derecho a volver a nuestra tierra”, porque a fin de cuentas un “acontecimiento milenario” como este de Blatten puede ocurrir en cualquier lugar; si diseñáramos un mapa de riesgos específico para este tipo de eventualidad, “tendríamos que evacuar a toda la población suiza”, advierte.
El incierto futuro de Brienz
Este mismo escenario podría afectar a otro pueblo de montaña: Brienz, en el cantón de los Grisones, situado al pie de una ladera que desde hace tiempo presenta signos de inestabilidad (Panorama 5/2023). En noviembre de 2024, los noventa habitantes de esta localidad tuvieron que abandonar sus casas por tiempo indefinido. Desde entonces, no se puede acceder a esta aldea, amenazada por un alud de piedras. Tras fuertes lluvias volvieron a aumentar los derrumbes este verano, aunque la situación experimentó cierta mejoría al cierre de edición, a mediados de agosto. Las autoridades aseguran que el pueblo no será abandonado: se construirá una galería de desagüe, por valor de cuarenta millones de francos, para reducir la presión sobre los deslizamientos. No obstante, los habitantes de Brienz se están preparando para su posible reubicación.
El flanco inestable del “Spitze Stei”
Esta preocupante situación también se observa en el Oberland bernés: por ejemplo, en Guttannen, que en el pasado ha sufrido repetidas avalanchas de lodo (Panorama 4/2022); o en Kandersteg, donde el flanco inestable del “Spitze Stei” se supervisa desde hace años con cámaras e instrumentos de medición. Debido al deshielo del permafrost, existe el riesgo de que se produzcan grandes desprendimientos de rocas, de hasta varios millones de metros cúbicos, lo que a su vez podría provocar una gigantesca ola. Para proteger Kandersteg contra estas amenazas naturales, se están construyendo una serie de diques por valor de once millones de francos.
El permafrost, que solidifica el suelo y garantiza la estabilidad de las montañas, se derrite cada vez más. Esto hace que las rocas se deslicen y que el agua de deshielo, al infiltrarse en capas más profundas, incremente la erosión.
Los científicos advierten de que las laderas de los Alpes suizos podrían volverse cada vez más inestables. De acuerdo con las mediciones realizadas en más de veinte sitios por la red de observación del permafrost PERMOS, las temperaturas del subsuelo helado han aumentado considerablemente en los últimos años. El permafrost, que solidifica el suelo y garantiza la estabilidad de las montañas, se encuentra por encima de los 2 500 metros. El aumento de las temperaturas provoca deslizamientos de rocas; además, el agua de deshielo, al infiltrarse en capas más profundas, incrementa la erosión.
En el verano de 2024, las fuertes lluvias en el sur de Suiza provocaron importantes destrozos. En la imagen, un tramo de la A13 arrasado por las aguas cerca de Lostallo, en el valle Mesolcina.
Otro factor de riesgo: las lluvias torrenciales
El cambio climático conlleva otros peligros naturales: no solo una mayor incidencia de sequías, sino también de precipitaciones torrenciales, debido a que el aire más cálido puede absorber más agua. Las elevadas precipitaciones en cortos periodos de tiempo tienen consecuencias devastadoras en los valles montañosos debido a la topografía. Este fenómeno se hizo patente durante el verano de 2024 en el Tesino, cuando las riadas arrasaron casas, carreteras y puentes en la parte alta del valle de Maggia. Ocho personas perdieron la vida. A raíz de ello, las autoridades ampliaron las zonas de riesgo y declararon inhabitables varias viviendas próximas a las zonas inundables.
Otros cantones también están revisando sus mapas de riesgos y realizando cuantiosas inversiones en la construcción de diques contra las inundaciones y redes de contención para evitar avalanchas de piedras. En total, Suiza destina aproximadamente mil millones de francos anuales a la protección contra amenazas naturales. Esto incluye sistemas de alerta temprana que permiten la evacuación oportuna de los asentamientos y, por lo tanto, contribuyen a salvar vidas.
Para Sonia Seneviratne, investigadora climática de la ETH y miembro de la junta directiva del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, estas medidas de protección son importantes. Sin embargo, “si se tienen en cuenta las amenazas a largo plazo, se trata más bien de soluciones de emergencia”, señaló Seneviratne en una entrevista con el portal de noticias Watson. Porque lo que cabe preguntarse es si tiene sentido vivir y construir en zonas que están cada vez más amenazadas. El calentamiento global aumentará aún más el riesgo de desprendimientos de rocas, avalanchas de lodo y derrumbes en los Alpes. Según la experta, este es un aspecto que deben tener muy en cuenta los responsables del desarrollo de estas regiones. “Mientras no reduzcamos drásticamente las emisiones de CO2 y no estabilicemos el calentamiento global, será muy difícil evitar tales tragedias”.
Señal de advertencia en los Alpes suizos. Foto Keystone (Val dal Botsch)/iStock, montaje Joseph Haas
Thank you for your comment. Your Comment Added Successfully.
Gracias por su comentario. Se tarda entre 1 y 3 días en aprobar los comentarios.
Oops! Something went wrong, please try again later.
Comentarios :
Thank you for your comment. Your Comment Added Successfully.
Christina Hoffmann, Dänemark 08.10.2025 At 17:52
Die Schweizer sind selber schuld. Die idiotischen Windmühlen überall, die grūne Ideologie von Wärmepumpen und E-Auto... Ihr macht euch doch selber alles kaputt. Die Natur rächt sich.
Mostrar la traducción
Thank you for your comment. Your Comment Added Successfully.
Regula Maltry, Dänemark 08.10.2025 At 15:57
Was macht man in der Schweiz gegen Naturkatastophen und wie verhindert man sie? Hat man genug Geld, um Katastrophen zu verhindern? Sollte EU mit Ökonomie beitragen?
Mostrar la traducción
Subscríbase al boletín de noticias de SwissCommunity
Comentarios
Comentarios :
Die Schweizer sind selber schuld. Die idiotischen Windmühlen überall, die grūne Ideologie von Wärmepumpen und E-Auto... Ihr macht euch doch selber alles kaputt. Die Natur rächt sich.
Was macht man in der Schweiz gegen Naturkatastophen und wie verhindert man sie? Hat man genug Geld, um Katastrophen zu verhindern? Sollte EU mit Ökonomie beitragen?