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  • Editorial

¡Todos bien abrigados!

11.08.2023

Hace casi cincuenta años, el gran banco suizo SKA, precursor de Credit Suisse, logró un golpe maestro: para que la nación no pasara frío, sorteó 800 000 gorros. Más que bonitos, eran llamativos, y aunque no se veían muy finos, estos artículos publicitarios, tejidos en fibra acrílica azul, roja y blanca, ligeramente rasposa, pronto se convirtieron en auténticos objetos emblemáticos: todos querían lucir uno, con lo que le dieron un rostro al banco.

Este gorro, originalmente gratuito, alcanza ahora los 200 francos en una subasta en línea; y en marzo, llegó a cotizarse 280 veces más que una acción de Credit Suisse. Entretanto, el banco se ha hundido definitivamente, y el gorro se ha convertido en reliquia: el Gobierno suizo obligó a UBS a adquirir a su destartalado competidor, Credit Suisse. El Estado y el Banco Nacional avalaron la transacción con garantías multimillonarias.

Sin embargo, el desplome de Credit Suisse está lejos de haber pasado a la historia: su eco sigue retumbando. Además, Suiza ha ido aprendiendo a lo largo de los años que a una crisis bancaria suele sucederle otra. En entrevista con Panorama Suizo, el historiador económico Tobias Straumann lo afirma claramente: incluso UBS, el único gran banco suizo que sigue en pie, requerirá probablemente algún día la ayuda del Estado, es decir, de la colectividad.

Para gran parte de esta “colectividad”, hace mucho tiempo que el banco dejó de ser la institución local que obsequiaba a los infantes su primer cerdito para que guardaran sus ahorros.

Para gran parte de esta “colectividad”, hace mucho tiempo que el banco dejó de ser la institución local que obsequiaba a los infantes su primer cerdito para que guardaran sus ahorros, respaldaba los proyectos y sueños de los adultos y garantizaba su seguridad económica en la vejez. Hoy por hoy, el sentimiento que prevalece hacia los grandes bancos que operan a nivel internacional es de distanciamiento e incomprensión ante los excesos en los que también incurrió la dirección de Credit Suisse: otorgarse primas millonarias, incluso en años de pérdidas. De ahí que el “descenso a los infiernos” de Credit Suisse no despertara excesiva compasión.

El 22 de octubre, Suiza elegirá a su nuevo Parlamento. ¿Exigirá este una regulación bancaria más estricta? En cualquier caso, estas elecciones serán decisivas en muchos ámbitos. Para los aproximadamente 220 000 suizos y suizas residentes en el extranjero e inscritos en el censo electoral, hemos analizado minuciosamente las propuestas de los seis principales partidos políticos y les hemos hecho una encuesta. Usted encontrará una selección de sus respuestas en el presente número de la revista, y la totalidad de las respuestas en www.revue.ch.

Marc Lettau, Redactor jefe

 

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