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  • Tema Clave

Suiza y sus reservas de emergencia

22.03.2024 – Theodora Peter

Ante los conflictos internacionales y las pandemias crece la importancia del abastecimiento de bienes vitales. Suiza lleva almacenando suministros para la población desde las dos guerras mundiales y pretende estar aún mejor preparada para enfrentar las crisis del futuro.

Raviolis en lata, una reserva de emergencia que puede ser muy útil. Foto iStock

En caso de crisis, ¿podría usted prescindir de su café matutino? En Suiza, esta pregunta no se plantea, porque el Gobierno ha tomado precauciones: los importadores disponen de una reserva de más de 18 000 toneladas de café en grano. En caso de interrumpirse las importaciones, esta reserva obligatoria permitiría a la población tener acceso a su preciada bebida durante tres meses. Pero ¿es el café, de escaso valor nutritivo, tan vital como el trigo o el arroz? Las autoridades se hicieron esta pregunta por última vez durante una revisión llevada a cabo en 2019 y planearon retirar esta bebida de la lista nacional de reservas obligatorias.

Esto provocó fuertes resistencias: además del sector cafetero, los grupos de consumidores también se opusieron, ya que los suizos se encuentran entre los líderes mundiales en consumo de café. Al final, el Consejo Federal mantuvo este producto en la lista de bienes esenciales, entre otras cosas por “motivos psicológicos”.

Comida y calefacción

Definir qué bienes se consideran esenciales “no es una ciencia exacta”, afirma Peter Lehmann, Director de la Sección de Almacenamiento de la Oficina Federal de Abastecimiento Económico Nacional. En el caso de los alimentos, el criterio prevalente es el número de calorías: las autoridades calculan que se necesita una ingesta energética media de unas 2 300 calorías diarias por persona. Por ello, se almacenan decenas de miles de toneladas de alimentos no perecederos como arroz, trigo, aceites y grasas para cocinar, azúcar y materias primas para la producción de levadura. Lo que se conoce como existencias obligatorias también incluye fertilizantes y semillas de colza para la agricultura. Estas reservas cubren las necesidades de consumo de la población suiza durante tres o cuatro meses.

Peter Lehmann, Director de la Sección de Almacenamiento de la Oficina Federal de Abastecimiento Económico Nacional. Foto puesta a disposición de la revista

El Gobierno federal no dispone de reservas propias; estas son creadas y gestionadas por cada uno de los distintos sectores: por ejemplo, por los molinos de grano que transforman el trigo en harina. “La ventaja es que el producto ya se encuentra en el lugar adecuado cuando se necesita”, subraya Lehmann. Las trescientas empresas que participan en el almacenamiento de las reservas reciben una compensación, financiada a través de gravámenes a la importación: cada habitante paga 13 CHF al año por este concepto.

Pero en caso de crisis no basta con tener la barriga llena. “Disponer de un hogar con calefacción también es una necesidad básica”, explica el representante gubernamental. Por ello, las reservas obligatorias incluyen también gasóleo de calefacción y combustibles como gasolina, diésel y queroseno. Las reservas se liberan en caso de problemas de entrega o de interrupción en las cadenas de suministro. En 2015, por ejemplo, una huelga en Francia provocó escasez de queroseno en el aeropuerto de Ginebra. En 2018, un verano seco ocasionó problemas de suministro de aceite mineral: el bajo nivel de las aguas del Rin obligó a los barcos a llenar sus tanques solo a un tercio de su capacidad. En 2021, hubo que recurrir de nuevo a las reservas obligatorias de fertilizantes por problemas de suministro en el mercado mundial, ya que la agricultura suiza depende al 100 % de las importaciones de fertilizantes.

La pandemia revela lagunas

Con cierta regularidad se tiene que recurrir a las reservas estratégicas de medicamentos. Entre 2019 y 2022, esto ocurrió en un total de 416 ocasiones, para evitar el desabastecimiento de fármacos, en particular de antibióticos. A principios de 2024, las autoridades tomaron medidas adicionales: la obligación de almacenar y notificar se extendió a otras sustancias, para reducir el riesgo de desabastecimiento.

Durante la pandemia de coronavirus se registraron graves carencias en el suministro nacional: Suiza se quedó sin mascarillas higiénicas, pero también sin etanol, que se utiliza para producir desinfectantes. Hasta 2017, la Administración Federal del Alcohol aún disponía de existencias de esta materia prima. Posteriormente, en el marco del proceso de liberalización, se disolvió este organismo y, con él, las existencias de etanol. En ese momento nadie imaginaba lo importante que al poco tiempo llegaría a ser esa materia prima. Entretanto, la industria ha vuelto a reconstituir sus reservas.

La guerra de Ucrania ha venido a agravar la crisis eléctrica en Europa, debido a que la electricidad no puede almacenarse. A fin de evitar una escasez aguda en caso de emergencia, el año pasado el Consejo Federal ordenó la construcción de una central eléctrica de emergencia (véase Panorama Suizo 2/2023).

Suiza depende de las importaciones

Los orígenes del abastecimiento económico a nivel nacional se remontan a principios del siglo XX. Ya antes de la Primera Guerra Mundial escaseaban muchos productos, y el desabastecimiento siguió agravándose en los años posteriores. A principios de la década de los treinta, la Confederación obligó a los molinos privados a apartar cierta cantidad de grano. Durante la Segunda Guerra Mundial, las autoridades emprendieron una verdadera “Cruzada Verde”, para que Suiza dependiera menos de las importaciones de alimentos. Si bien no se alcanzó este objetivo, el “Plan Wahlen” —ideado por Friedrich Traugott Wahlen, responsable de la política agrícola y, posteriormente, Consejero Federal— al menos reforzó la voluntad de perseverar.

La “Cruzada Verde” en la Segunda Guerra Mundial

Cosecha de patatas frente al Palacio Federal: en los años cuarenta, el trigo y la patata se cultivaban incluso en las ciudades. Suiza quería aumentar su autosuficiencia ampliando sus tierras de cultivo. Aunque el “Plan Wahlen” no logró su objetivo de autonomía agrícola, las autoridades consideraron que representaba al menos un éxito moral: la “Cruzada Verde” reforzó la voluntad de resistencia del país en un periodo política y militarmente delicado. Foto Keystone

Las reservas sumergidas de Dutti

El fundador de Migros, Gottlieb Duttweiler, también se preocupó por el abastecimiento del país durante los años de la guerra. Por iniciativa propia hizo sumergir grandes depósitos llenos de trigo en varios lagos suizos, creyendo que estarían mejor protegidos de los bombardeos. Sin embargo, el Consejo Federal se negó a participar en este proyecto. “Dutti” siguió almacenando trigo bajo el agua por iniciativa propia hasta los años cincuenta. Para mayor información sobre este tema, consulte:…

La Guerra Fría y el auge de los búnkeres

En los años setenta se construyeron en muchos lugares refugios de protección civil, para dar cobijo a la población suiza en caso de emergencia. La foto muestra el refugio del túnel de Sonnenberg, hoy desmantelado, que podría haber albergado a 20 000 personas. La Guerra Fría entre las superpotencias hizo temer no solo una amenaza nuclear, sino también un posible desabastecimiento. En consecuencia, se aumentaron las reservas obligatorias, con provisiones suficientes para doce meses. Foto…

Frágiles cadenas de suministro

Suiza sigue dependiendo de las importaciones para su abastecimiento. Además de las pandemias y las guerras, el cambio climático también está afectando a las cadenas de suministro y a la logística. En el seco verano de 2018, el Rin (en la imagen, cerca de Düsseldorf) llevaba tan poca agua que los barcos solo podían transportar parte de su carga habitual. Por ello, Suiza liberó reservas de hidrocarburos para garantizar un suministro suficiente de gasolina y gasóleo de calefacción. Foto Keystone

Tras las dos guerras mundiales, Suiza decidió aumentar su seguridad y almacenar productos como cacao, jabón, carbón, metales y tornillos, que pasaron a formar parte de las reservas obligatorias. Durante la Guerra Fría, acumuló reservas para no menos de doce meses. Con la caída del Telón de Acero y la globalización de la economía, el tamaño y el volumen de las reservas volvieron a disminuir en los años noventa. Sin embargo, hoy en día Suiza sigue dependiendo de las importaciones y de la fiabilidad de las cadenas de suministro. Esto se debe a que el país solo produce alrededor de la mitad de los alimentos que consume.

Ante la incierta situación internacional, el Consejo Federal propuso el verano pasado aumentar las reservas obligatorias y almacenar más cereales y aceites comestibles. Sin embargo, estos planes fueron recibidos con cierto escepticismo: los sectores implicados consideran exagerada la posibilidad de que se interrumpan las importaciones durante todo un año. Al mismo tiempo, una encuesta entre expertos demostró que estos consideran prioritario tomar medidas para asegurar cadenas de suministro complejas. Por ello, en diciembre de 2023 el Gobierno suizo ordenó una revisión en profundidad de la situación: no solo desea saber si las reservas obligatorias deben complementarse con otros bienes, sino también si se requieren instrumentos adicionales para vigilar las cadenas internacionales de suministro de bienes y servicios críticos. Las conclusiones al respecto estarán disponibles a finales de 2024.

En una comparación internacional, Suiza se considera como un país ejemplar en materia de reservas alimentarias. Así lo demuestra un análisis del instituto de investigación Polynomics, encargado por el Gobierno Federal, en el que se examinaron los países vecinos de Suiza (Alemania, Francia, Italia y Austria), así como Finlandia y Noruega, un país que no pertenece a la UE. Todos ellos tienen estrategias diferentes: desde crear amplias reservas nacionales, como Finlandia, hasta prescindir de ellas, como Francia que, como gran productor agrícola, no depende de las importaciones.

Suiza sigue siendo un caso especial en el mundo por lo que respecta a sus reservas de café: “If disaster strikes, the Swiss want to be caffeinated”, comentaba con ligera ironía la revista británica The Economist a propósito de esta singularidad suiza: “Si ocurre alguna catástrofe, los suizos no quieren pasar sin su cafeína”.

“Tema Clave”: ¿Qué se debe almacenar en la despensa de casa?

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    Marcus Swann, Lymm, UK 15.04.2024 At 19:07
    In the week that the KlimaSeniorinnen win their landmark case against the Swiss government regarding lack of adequate action on Climate Change, the Swiss Review article on emergency stockpiling looks without the remotest sense of irony at a historic solution to a future potential problem. The focus on coffee could equally have been on cocoa, both of which are suffering from shortages due to multiple impacts including climate change. Maybe the Swiss are wealthy enough to pay the increased costs as long as supply is not completely disrupted.
    As if to emphasise the slight disconnect, the short section on precarious supply chains and climate change mentions releasing mineral reserves of petrol and oil in 2018 as the Rhine was too dry for the usual transport.
    It may be comforting to think that there are reserves for unforseen emergencies, but that should not distract from proper long term planning to deal with the root causes of future problems, even if means addressing some difficult truths.
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  • user
    Mary Stingelin, Ungarn 27.03.2024 At 10:32

    Über diese sinnfreie Ausgabe habe ich mich mal wieder voll gefreut! So als Auslandsschweizerin, ist für mich voll wichtig, was so an Vorräten in Schweizer Haushalten vorhanden ist! Auch das Einstimmen auf Krieg, das diese Propagandapresse durchs Band betreibt, obwohl keiner, außer die politischen Kriegstreiber und Waffenschreier, das will, mag ich echt nicht mehr lesen! Damit ich das nicht mehr muss, habe ich mich vom Newsletter ausgetragen, denn ich weiß echt nicht mehr, was mir meine ehemalige Heimat noch bieten könnte! Traurig aber Wahr! Denn in Coronazeiten, waren ja die Botschaften nicht mal in der Lage Ausweise zu erneuern in Ländern, in denen es keine Vertretung gibt! Keine adäquate Lösung, hatten dies Botschaften oder das EDA zu bieten, obwohl sie ja gerade für Krisenzeiten da sein sollten! Es hatte schon sein Grund, warum ich ausgewandert bin und mich in Ungarn besser aufgehoben fühle!!

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