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Suiza vista desde fuera

17.08.2015

La campaña electoral en Suiza está en su apogeo y, obviamente, tanto los candidatos como los partidos hacen grandes promesas para el futuro. No obstante, la campaña electoral también constituye un momento propicio para establecer un balance de los últimos años. Por este motivo, pedimos a dos observadoras, corresponsales de dos importantes periódicos extranjeros, a saber, Le Monde y el Süddeutsche Zeitung, que describieran la política y la campaña electoral suizas para los suizos que viven en el extranjero.

Una Suiza desgarrada entre la apertura y el proteccionismo

La última legislatura estuvo marcada por el deseo del país de librarse de la crisis europea… sin éxito. El mismo reto determinará las próximas elecciones federales.

Marie Maurisse, corresponsal del periódico «Le Monde» en Suiza 

Suiza lleva los últimos cuatro años en la cuerda floja. Por un lado, se trata de no dejarse contaminar por la crisis que sacude a la UE en todos los niveles – económica y políticamente. Por otro lado, hay que seguir apoyando el crecimiento helvético, que depende enormemente de los intercambios comerciales y de mano de obra con los Estados vecinos. Tres acontecimientos de gran envergadura han demostrado la dificultad del país para mantener este delicado equilibrio.

El 9 de febrero de 2014, los votantes aprobaron la reintroducción de las cuotas de inmigración, con un “sí” a la iniciativa popular de la UDC, primer partido del país. El resultado es un trueno político y sobre todo un quebradero de cabeza para el Consejo Federal. Las veleidades autárquicas del pueblo helvético chocan frontalmente con la realidad de Suiza, cuyas empresas tienen una necesidad vital de trabajadores extranjeros para seguir funcionando. ¿Es la política la que dicta la marcha de la economía o a la inversa? El Consejo Federal debe encontrar su camino, pero el comité ciudadano RASA querría que el pueblo votara de nuevo. Los próximos meses serán decisivos.

Fin de la tasa mínima de cambio y del secreto bancario

El otro marcador de la vacilación de Suiza entre la autonomía y la dependencia es la decisión tomada por el Banco Nacional Suizo (BNS) el pasado 15 de enero de abandonar la tasa mínima de cambio establecida en 2011 a fin de frenar la apreciación del franco suizo. Para el Presidente del BNS, Thomas Jordan, ahora es demasiado costoso mantener artificialmente la divisa a niveles razonables. Las empresas deben ingeniárselas por sí mismas para seguir siendo competitivas pese a la fortaleza del franco. Las pymes suizas y la industria del turismo la pasan mal y el Banco Central está sometido a una gran presión. Pero quiera o no, Suiza no es un islote en el corazón de Europa y su PIB se ve fuertemente influido por la crisis del euro.

Además, el país ya no quiere permanecer aislado. Es el último punto de esta demostración: el 27 del pasado mes de abril, Berna firmó un acuerdo sobre el intercambio automático de información con la UE, que de hecho acabará, a partir de 2017, con el secreto bancario. Y ésa también es una particularidad helvética que desaparece en beneficio de un sistema globalizado de transparencia de los flujos bancarios. Esta evolución no se limitará a los clientes extranjeros con cuentas en Suiza: para los expertos no cabe duda de que los suizos mismos renunciarán pronto al secreto bancario. A menos que la iniciativa popular denominada “Sí a la protección de la esfera privada”, que debería votarse en las urnas dentro de unos meses, sea aprobada por el pueblo.

Política suiza con influencia europea

El corazón de Suiza bascula entre apertura y proteccionismo. Para Antoine Chollet, politólogo en la Universidad de Lausana, la UDC ha ganado una batalla simbólica: la UE está cada vez más desacreditada ante los ojos de los suizos y la idea de adherirse ha desaparecido completamente de los programas de los partidos helvéticos. “Pero la política suiza sigue fuertemente influida por Europa, piensa este experto, autor de la obra “En defensa de la democracia directa”: según él, “el fin del tipo de cambio mínimo y la votación del 9 de febrero son dos decisiones soberanistas del pueblo, cuyas consecuencias muestran hasta qué punto dependemos de los países que nos rodean”. Los resultados de la UDC en las próximas elecciones marcarán el tono.

Más valentía, menos aperitivos

El Consejo Federal ha planteado un tema que podría resultar orientador en esta campaña electoral.

Charlotte Theile, corresponsal del „Süddeutsche Zeitung“ en Suiza

Como muy tarde en febrero comenzó la lucha por lo escaños del Consejo Nacional. Roger Köppel, redactor-jefe y editor de la revista „Weltwoche“, y omnipresente en los programas de debate de la televisión alemana, declaró que quería un curul en el Parlamento para representar a la UDC de Zúrich. No tanto porque ése fuera su deseo, sino porque lo consideraba su deber. La “desastrosa política de la mayoría de izquierda en Berna” lo obligaba a ello. Durante casi dos meses, tanto su candidatura como el temor de los políticos de la UDC de retroceder en la lista fueron el tema de la campaña electoral. En abril, la UDC lanzó la siguiente exclamación: Magdalena Martullo-Blocher, Directora General de Ems-Chemie e hija de Christoph Blocher, también es candidata – no en Zúrich, sino en los Grisones. “¡Hurra, hurra, todos a Coira!” podía leerse en el semanario alemán „Zeit“.

La lucha por el legado político de los Blocher

¿Qué aportarán los famosos nuevos políticos? No está claro. ¿Logrará la UDC usar para sus fines políticos el drama de los refugiados del Mediterráneo? Tampoco está claro. Lo cierto es que los politólogos ven un ligero “cambio de rumbo a la derecha“, que beneficia más bien al PLR. En realidad no es sorprendente: los temas de los meses pasados se referían a la economía. Al fin y al cabo, desde enero los suizos viven de cerca lo que significa vivir con una moneda-refugio: colas kilométricas de automovilistas que se dirigen a Alemania a comprar, jornadas laborales más largas por el mismo salario, la deslocalización de puestos de trabajo industriales – las secuelas de la fortaleza del franco son reales y perceptibles, pero no está claro qué respuestas puede dar Suiza a esta crisis monetaria procedente de Grecia y la UE. No obstante, parece que la competencia económica es más importante en la campaña electoral que en años anteriores. Aun así, la campaña electoral no ha cobrado bríos hasta ahora. Los grandes partidos apuestan sobre todo por movilizar a sus electores habituales – con aperitivos gratuitos en vez de debates con contenido serio. Y en realidad, las “elecciones de orientación” pronosticadas por el Presidente del PS, Christian Levrat – trátese de la derecha o la izquierda, de cosmopolitismo o aislamiento, de socialdemocracia o liberalismo económico – se podrían convocar cada cuatro años.

Algo es algo: a finales de junio el Consejo Federal planteó un tema que podría ser orientador este verano: quiere reorganizar en las próximas semanas las negociaciones con la UE, ser un negociador-jefe que ahora ya no o no sólo negocia sobre la nueva regulación de la inmigración, sino también sobre asuntos de investigación, la cooperación institucional y el mercado eléctrico europeo. El Consejo Federal espera las primeras propuestas hasta otoño. Y si se lograra una solución general, ésta sería una gran jugada para la diplomacia suiza. Sería dar un paso hacia la “cuadratura del círculo“, como muchos llaman a la aplicación de los cupos de inmigración aprobados en 2014 – ésta sería la mejor novedad para el Consejo Federal poco antes de las elecciones. Pero Berna juega arriesgadamente al póker con esta estrategia: aunque la UE ha rechazado las negociaciones, en Suiza se generan expectativas de que pronto se llegará a un resultado de las negociaciones.

Los marginados llaman la atención

Cabe esperarse candidaturas que despiertan interés, temas económicos, y quizá éxitos de una reposada estrategia de negociación – pero nada de eso sorprendería en las elecciones. Por lo tanto, incluso los partidos más pequeños, como la lista de los artistas – con un potencial electoral inferior al 1% según sus cálculos – llaman poderosamente la atención, aunque sus ideas se parecen a las de los Verdes o el PS: medio ambiente, refugiados, educación, relación con la UE. Pero se necesita un nuevo partido, dice la conocida escritora Ruth Schweikert, lo que abre paso a utopías e ideas poco ortodoxas. Y ahí los artistas han dado en el clavo: ideas audaces e innovadoras, quizá incluso políticos inconformistas; eso sería probablemente lo mejor que podría pasar en la campaña electoral durante las próximas semanas.

Ir al análisis de la Suiza política de los años 2011 a 2015

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    Wave Dancer 26.08.2015 At 16:33
    Ich stark an, dass die Themen-Artikel doch mal den beiden Damen mehr oder weniger (eher mehr) diktiert wurden. Würde mich interessieren wieviel die beiden an Honorar erhalten haben, damit die Namen genannt werden durften.
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  • user
    Arye Ophir 26.08.2015 At 08:27
    Um zum jetzigen Zeitpunkt der EU beizutreten braucht es in erster Linie Mut zur Freude am Masochismus.
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  • user
    Erwin Balli-Ramos 25.08.2015 At 00:40
    Sehr geehrte Frau Theiler.
    Was, ums Himmelswillen bringt Sie auf die euforische Theorie, dass
    in der verknöcherten Schweiz mutige Politiker mit neuen Ideen, die auch querliegen können, auch nur angehört, um nicht gerade zu sagen ausgegrölt, zu Erfolgen kommen könnten?
    An sowas auch nur zu denken ist reine Utopie.
    Da wird jeder, auch nur vernünftige Vorschlag, vom braunen Sumpf
    überschrieen, ausgegrölt. Die Saat geht doch auf, wir nähern uns
    einer Situation, da die grösste Regierungspartei das braune Stimmvieh geradezu sucht, um damit einen möglichen EU-Beitritt zu verhindern. Denn das ist das Trauma von dem SVP (schweiz. Verarschungspartei) Guru Blocher. Aus was für Gründen auch immer
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