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“Los depredadores nos recuerdan de dónde procedemos”

04.11.2015

“Panorama Suizo”: Animales antes extintos regresan a Suiza. ¿Esto debería ser una buena noticia para usted?

Reinhard Schnidrig: Sí, pero las buenas noticias ya empiezan con la introducción de las primeras leyes suizas sobre el bosque y la caza en 1876. Con ellas reaccionó Suiza a la enorme crisis de biodiversidad en aquella época. Nuestros bosques estaban sobreexplotados. Se cazaban demasiados animales silvestres. Ya no había ni ciervos, ni cabras monteses, ni jabalíes ni corzos.

¿Así que para usted este regreso no es ninguna sorpresa?

A largo plazo el desarrollo es totalmente lógico. A corto plazo es sorprendente. Cuando Suiza empezó a proteger al lobo hace 25 años, nadie contaba con que estaría aquí pocos años después, y que entonces tendríamos que plantearnos la cuestión de cómo se debería actuar frente a los daños producidos.

Los escépticos dicen que en Suiza falta espacio para los grandes depredadores, que el lobo tiene más sitio para moverse en los Cárpatos.

La idea de que el lobo está más en su hábitat en las llanuras siberianas o en los bosques de los Cárpatos es falsa. Los grandes depredadores también juegan un papel importante en la fauna autóctona suiza. Y sobre todo, como parte de una familia de países, compartimos un mismo hábitat en el que queremos actuar solidariamente para proteger las especies que tienen derecho a vivir en su hábitat original. Así que también para el lobo esto quiere decir que si encuentra un hábitat en Suiza, también tiene derecho a vivir en él.

Eso no todo el mundo lo entiende...

Extrapolando la cuestión a pequeña escala: ¿qué pasaría si los agricultores del valle del Frick, en Argovia, dijeran de repente que el jabalí viviría mejor en regiones con cultivos menos vulnerables? ¿Cómo explicaríamos a los jabalíes esta absurda reivindicación? ¿Y cómo se lo explicaríamos a los otros agricultores? Este ejemplo muestra que necesitamos una actitud general solidaria a la hora de proteger y gestionar la fauna silvestre que vaga libremente a grandes distancias y puede producir daños.

¿De modo que no comparte en absoluto la reivindicación de un “espacio alpino sin grandes depredadores”?

Es ilusoria, esta opción ya no existe: Si tomáramos la decisión de que Suiza no tuviera grandes depredadores, no podríamos aplicarla. Los animales vienen, queramos o no. Y quien siga prometiendo que esto es posible, es injusto con los criadores de ovinos: hay que ayudarlos para que también ellos logren, en su propio interés, cambiar de mentalidad y se hagan a la idea de convivir con el lobo.

Al fin y al cabo, mucha gente sencillamente tiene miedo al lobo.

A lo largo de toda la historia de la humanidad se ha mirado al lobo con admiración o con miedo y odio. En la mitología se superpone la experiencia de que el lobo y el hombre se llevan muy bien. Está claro que el lobo también ha representado siempre la crudeza y la vida salvaje. Y obviamente deambulamos de otra forma (más humildemente) por un paraje en el que sabemos que hay grandes depredadores.

¿Suiza debería ser más salvaje para que aprendamos a ser más humildes?

Los auténticos paisajes silvestres son muy distintos de los espacios verdes artificiales que vemos muy a menudo en Suiza. Desde este punto de vista necesitamos “lo salvaje”. Pero los grandes depredadores no sólo nos dan una idea de lo que es la naturaleza salvaje, sino que además nos recuerdan de dónde procedemos.

¿De dónde? ¿De bosques llenos de depredadores que enseñan los dientes?

La historia de la humanidad comenzó hace un millón y medio de años. Sólo desde hace 10.000 años cultivamos la tierra y vivimos en ciudades, lo que representa una ínfima parte de esta historia. La mayor parte de nuestra historia hemos convivido con animales salvajes, los hemos temido, venerado, cazado y consumido. Todos los comportamientos humanos se desarrollaron en ese mundo, no en el digital.

Usted piensa en largos lapsos de tiempo. ¿Cómo ve nuestro país dentro de cincuenta años?

Los hábitats del lobo y el ciervo se extenderán, porque al mismo tiempo el hombre abandonará ciertos hábitats. El lobo y el lince poblarán casi la totalidad del territorio. En el caso del oso no estoy seguro. La aventura del oso apenas acaba de empezar. En cambio, habrá más buitres, castores y nutrias.

¿Con ello volvería a estar prácticamente completa la fauna autóctona?

En un plazo de cien años, en Suiza faltarán pocos animales de la Europa que una vez fue silvestre. Sin embargo, el alce no tiene casi ninguna oportunidad de volver, porque le faltan los grandes paisajes fluviales. También será difícil para el bisonte, pero a cambio podremos contar con el chacal.

¿Cómo? ¿Forma parte el chacal de la fauna de nuestro país?

En el caso del chacal hablamos de una “ampliación natural del territorio” relacionada con el calentamiento global y la larga ausencia del lobo. El chacal va ampliando su territorio, desde el sureste de Europa hasta el territorio al norte de los Alpes. Pronto enriquecerá Suiza.

Entrevista: Marc Lettau

Imagen  El biólogo especializado en fauna salvaje, Reinhard Schnidrig, Jefe de la sección de Fauna Salvaje y Biodiversidad Forestal en la Oficina Federal del Medio Ambiente, habla del hábitat de los depredadores y la convivencia entre seres humanos y depredadores.

Comentarios

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  • user
    Gilles Quartenoud, Portugal 26.03.2024 At 11:33

    En quoi le loup participe au succès du tourisme, de l'agriculture, de la chasse, de la sécurité des enfants, de la régulation des sangliers (ils s'en prennent très intelligemment aux proies sans défense), du PIB, ou d'autres intérêts vitaux de la population de la Suisse? Nos aïeux avaient déjà de bonne raisons de l'éliminer de notre pays!

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