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  • Reportaje

El sinuoso periplo de los Grisones: de la prohibición del automóvil a la pasión por los vehículos todoterrenos

03.10.2025 – Jürg Steiner

Hasta 1925, los Grisones se empecinaron en prohibir los automóviles. Hoy, cien años después, este cantón de montaña bate récords en cuanto a densidad de vehículos e infraestructura vial. A continuación, una mirada a la historia automovilística de los Grisones.

¿Más alto, más apartado, más rápido, más bonito? En busca de los récords suizos más originales. Hoy: el cantón que, incluso a escala mundial, se opuso durante más tiempo al tráfico automovilístico.

Los modernos “activistas climáticos” podrían extraer valiosas enseñanzas de la resistencia del cantón de los Grisones al tráfico automovilístico a principios del siglo XX. A pesar de sus argumentos radicales, los oponentes lograron obtener el respaldo de la mayoría política.

“¿Acaso queréis, habitantes de los Grisones, prestar servicio obligatorio en vuestras carreteras, para beneficio de quienes os adelantan con desprecio en sus potentes automóviles?” Con tono arrogante, los detractores del automóvil lo desafiaban en sus carteles públicos. Veinte años después de que Carl Benz patentara en 1886 el primer ejemplar en Alemania, seguían viendo en el automóvil una “máquina apestosa”, un “juguete de moda” y, sobre todo, un “vehículo vanidoso”. Si no se hace nada para evitarlo, “los soberbios habitantes de las ciudades pronto ahogarán en nubes de polvo y gases de escape a los laboriosos campesinos que trabajan de sol a sol en los valles de los Grisones”.

Esta postura crítica se mantuvo durante un lapso excepcionalmente prolongado, convirtiendo a los Grisones en un caso excepcional de escepticismo hacia el automóvil: entre 1900 y 1925, el tráfico automovilístico estuvo prohibido en todo el cantón –más tiempo que en cualquier otro lugar de Europa–.

Un artilugio ruidoso que espanta a los caballos

La iniciativa para prohibir los automóviles en los Grisones fue impulsada por el propio Gobierno cantonal. Ante la presencia de automóviles deportivos y de lujo que serpenteaban por la Engadina, las autoridades tomaron en serio las preocupaciones de la población por su seguridad: en 1900 decretaron la prohibición de los automóviles. Los cocheros, en particular, temían que los caballos se asustaran y, presos del pánico, se precipitaran con carruaje y pasajeros al abismo, si en las estrechas carreteras del cantón montañoso aparecía de repente un monstruo ruidoso, conducido por un forastero, doblando la esquina a toda velocidad.

“Los soberbios habitantes de las ciudades pronto ahogarán en nubes de polvo y gases de escape a los laboriosos campesinos que trabajan de sol a sol en los valles de los Grisones”.

Argumento esgrimido por los detractores del automóvil

En el resto de Suiza, el automóvil fue ganando terreno rápidamente y, poco después de la entrada en vigor de su prohibición, el propio Gobierno de Coira empezó a temer que esta medida afectara a su economía. Sin embargo, los hombres grisones con derecho a voto (las mujeres aún no podían votar) se negaron rotundamente a ceder ante la fuerza del progreso. El levantamiento de la prohibición fracasó en nueve votaciones populares consecutivas. Entretanto, en las carreteras de los Grisones se observaban escenas curiosas: para cumplir la ley, los camiones que traían mercancías desde fuera eran tirados por caballos desde la frontera del cantón.

Hubo que esperar hasta el 21 de junio de 1925 para que una escueta mayoría se pronunciara a favor de los vehículos motorizados. Y hasta la fecha hay quienes sospechan que la votación se celebró intencionalmente en verano para que los campesinos, enemigos del automóvil, no pudieran votar, por encontrarse junto con sus animales en los pastos de montaña.

Balts Nill: “GR!”. 2025, editorial Lokwort, Berna, 24 páginas. Sobre “máquinas apestosas” y “juguetes de moda”. Acerca de la democracia suiza.

Más automóviles que hogares

Ya al día siguiente, los automóviles circulaban libremente por las carreteras de los Grisones. De vez en cuando, algunos todavía esparcían clavos por las carreteras para oponerse a la irrupción de la modernidad. La policía de los Grisones era implacable con los conductores que excedían los límites de velocidad (12 km/h en poblados y 40 km/h en zonas extraurbanas). Así lo relata el autor bernés Balts Nill en un texto que la editorial Lokwort acaba de reeditar bajo el título “GR!”, con motivo del centenario del levantamiento de la prohibición.

¿Qué conclusiones podemos sacar ahora, en retrospectiva? El caso es que junio de 1925 marcó el inicio de un auge sin precedentes del automóvil en el cantón más extenso de Suiza, con sus ciento cincuenta valles. A finales de 1925, ya se habían matriculado un total de 136 automóviles particulares en los Grisones; actualmente son unos 126 000.

El cantón lidera las estadísticas de movilidad en numerosas áreas: por ejemplo, la tasa de motorización supera la media nacional; además, el número de automóviles es claramente superior al de hogares. Según los últimos análisis de la Oficina Federal de Estadística por cantones, los habitantes de los Grisones suelen comprar coches relativamente pesados y caros. Y ningún otro cantón tiene una proporción tan alta de vehículos 4x4 nuevos como los Grisones.

Simon Bundi, Isabelle Fehlmann, Flurina Graf, Christoph Maria Merki, Kurt Möser: “Das Jahrhundert des Automobils. Graubünden 1925 bis 2025” [“El siglo del automóvil: los Grisones, de 1925 a 2025”]. Instituto de Investigación Cultural de los Grisones. 2025, editorial AS, Zúrich.

Una experiencia exótica: cruzar los puertos de montaña

El historiador grisón Simon Bundi tiene especial interés en la historia del automóvil. Es curador del Museo del Automóvil Emil Frey Classics en Safenwil (Argovia) y ha dirigido el proyecto de investigación “100 años de motorización en los Grisones”, cuyos resultados acaban de publicarse en forma de libro.

Según Bundi, entrevistado por Panorama Suizo, hay varias razones por la cuales la prohibición de los automóviles perduró tanto tiempo en los Grisones. Una de ellas es que, estadísticamente hablando, los Grisones son el cantón menos poblado de Suiza, pero cuentan con una red vial muy extensa. Al principio se temía que el costo de mantenimiento de las carreteras para los automóviles se repartiera entre un número reducido de habitantes y superara la capacidad económica de las regiones periféricas del cantón.

Además, de forma casi simultánea a la aparición del automóvil, los Grisones se embarcaron en la costosa aventura de conectar el cantón con los Ferrocarriles Réticos (RhB). El RhB consideraba al automóvil como un competidor en el transporte de mercancías; por ello, incluso después de levantar la prohibición del tráfico automovilístico en 1925, el cantón siguió prohibiendo la circulación de camiones en los valles en los que circulaba el tren, para proteger así el transporte ferroviario.

El tono de las campañas contra el automóvil solía inspirarse en la lucha de clases. Foto cedida a la revista

Finalmente, fue la Confederación la que eliminó definitivamente los obstáculos al tráfico automovilístico en los Grisones. En 1934, el Consejo Federal y el Parlamento decidieron coordinar a nivel nacional la ampliación de las carreteras alpinas y otorgar a los cantones de montaña un sustancioso apoyo financiero. El cantón de los Grisones, que había sido uno de los impulsores del compromiso federal, se embarcó con entusiasmo en el programa de expansión de la red de carreteras. De repente, el cantón se colocó a la cabeza en materia de transporte automovilístico.

Así, en 1929 se celebró en la Alta Engadina una semana internacional del automóvil, que atrajo a diez mil visitantes; y en 1934, el cantón se dio a la tarea de remover la nieve de la carretera que sube al puerto de Julier, lo que lo convirtió en el primer puerto alpino accesible a los automóviles en la temporada invernal; desde entonces, viajar en automóvil a través de los desfiladeros nevados se convirtió en una experiencia turística inolvidable. En consecuencia, cuando, tras la Segunda Guerra Mundial, se desarrolló el turismo de masas y la gente quiso ir a esquiar en sus propios automóviles, el cantón de los Grisones, que antes veía con recelo los automóviles, estaba perfectamente preparado para hacer frente a esta afluencia de visitantes.

Derecha: vista aérea de la circunvalación de Küblis durante su construcción, en la “tierra de las circunvalaciones”. Foto cedida a la revista

Tierra de circunvalaciones

En 1958 se construyó en el valle del Rin, entre Trimmis y Landquart, el segundo tramo de autopista de Suiza, y el 1.o de diciembre de 1967 se inauguró el primer túnel transalpino entre Hinterrhein y San Bernardino, trece años antes que el túnel del San Gotardo. Las investigaciones de Simon Bundi muestran que los logros pioneros en materia de infraestructura vial se celebraron incluso en postales y contribuyeron a forjar la imagen de los Grisones como un cantón vanguardista en cuanto a movilidad automovilística.

El espectacular auge económico de los Grisones como destino turístico no habría sido posible sin la apuesta por el automóvil. Sin embargo, con el aumento del tráfico se cumplió en cierta medida lo que temían quienes se oponían al automóvil a principios del siglo XX: las localidades situadas en el trazado de las carreteras sufrieron embotellamientos, emisiones de gases, contaminación acústica y riesgo de accidentes. Ante esta situación, el cantón ha construido una serie de carreteras que circundan los núcleos urbanos. “Los Grisones son tierra de circunvalaciones”, escribe Simon Bundi. “Ningún otro cantón cuenta con tantas carreteras de circunvalación, a menudo caras, para llevar a los automovilistas más rápido a los destinos turísticos”.

Folleto de los opositores al automóvil en los Grisones, 1925

Lo que no ha cambiado con respecto a la época de la prohibición del automóvil es que gran parte del tráfico, que sigue aumentando en los Grisones, proviene de otros cantones. En las zonas urbanas de Suiza, el automóvil está bajo presión: en ciudades como Berna o Zúrich, ni siquiera la mitad de los hogares tienen automóvil propio; pero cuando se trata de viajar a la montaña, el automóvil sigue siendo el medio de transporte favorito y, en los días soleados de invierno, los atascos cerca de Landquart están a la orden del día.

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  • user
    Judy Favelle, Canada 07.10.2025 At 08:33

    Lovely history, sad that they voted, when the farmers were away tho. I hope there are more history articles. Thank you.

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