Pero esto no le impidió desplegar su talento literario: documentó sus experiencias en obras que conquistaron a un amplio público, como Bordbuch eines Verkehrsfliegers [“Diario de vuelo de un avión de línea”, 1934] y Fliegt mit! [“¡Volad conmigo!”, 1937], aunque cosechó su mayor éxito en 1936, con la novela epistolar Flug mit Elisabeth [“Elisabeth vuela conmigo”], que combina la experiencia de vuelo con una delicada historia de amor entre la hija de un músico y el piloto Werner Rickenbach. Pero mientras que la joven siente una indefinible nostalgia por los países lejanos, el piloto, en su existencia ajetreada y desarraigada, y a pesar de su fascinación por la técnica, siente que su vida amenaza con perder su verdadero sino. Al final, Rickenbach decide dejar de volar. De regreso en un DC-3 al encuentro de Elisabeth, escucha la canción “Glocken der Heimat” [“Campanas de la patria”] en Radio Beromünster; le viene a la memoria el poema de C. F. Meyers “Was treibst du, Wind?”, que evoca unas campanadas que resuenan sobre el lago, sin que se sepa si repican a boda o tocan a muerto.
La historia de amor relatada en la novela fue real. La Elisabeth de Walter Ackermann era la peluquera zuriquesa Erna Fisch (1910-2007), que se dirigió a él en 1930 en el tren de Dübendorf a Zúrich y a quien, en una turbulenta relación, quiso transformar en una fina dama, como la de su novela. La boda se celebraría, por fin, a principios de agosto de 1939. Pero esto no ocurrió.
En la tarde del 20 de julio de 1939, tras un vuelo regular Zúrich-Viena-Zúrich, Ackermann se aprestaba para ir a escoger con su prometida la vajilla para su futuro hogar. Pero mientras sobrevolaba Friedrichshafen, falló uno de los dos motores de su Ju 86, y cuando quiso realizar un aterrizaje forzoso en Constanza, falló también el segundo. El avión se estrelló, segando la vida de sus seis pasajeros.
En el funeral se declaró que el accidente se debió a un error humano, para no ofender a Alemania y su industria aeronáutica, mientras que todo el mundo en Swissair sabía que el avión tenía flagrantes defectos. Sin embargo, Erna Fisch recibió una última carta de Walter Ackermann, escrita en Ámsterdam el 15 de julio de 1939, en la que expresaba pensamientos melancólicos sobre la vida y la muerte. En ella, al igual que Werner Rickenbach al final de Flug mit Elisabeth, citaba un breve poema; era una copla de Gottfried Keller: «Dios, ¿qué he hecho? / Sin compañero en la primavera, / Sin un dulce beso, / ¿Habré de morir sin conocer el amor?».
Charles Linsmayer es filólogo especializado en literatura y periodista en Zúrich.
Bibliografía: Walter Ackermann: “Flug mit Elisabeth und andere Aviatica” [“Elisabeth vuela conmigo”]. Con un epílogo biográfico de Charles Linsmayer. Reeditado por Huber No. 15, Editorial Huber, Frauenfeld 1999.
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Die Literaturseite von Charles Linsmayer finde ich immer sehr spannend. Ich öffne sie jeweils zuallererst. Vielen Dank der Redaktion und dem Autor.