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  • Literatura

Alice Ceresa | Nacida en Suiza, se convirtió en una figura líder de la vanguardia ­literaria de Italia

14.08.2014 – Charles Linsmayer

Entre dentro y fuera: libros y literatos de la “Quinta Suiza”

Cuando en 1967 Edoardo Sanguinetti y Giorgio Manganelli publicaron en la editorial Einaudi, de Turín, una serie de libros experimentales titulada “La ricerca letteraria” (“El despegue literario”), la primera obra fue el libro escrito en prosa “La figlia prodiga” (“La hija pródiga”) de la lectora residente en Roma Alice Ceresa. El texto crea una figura femenina equivalente al hijo pródigo de la Biblia. No obstante se mantiene como una total abstracción de la hipótesis, se opone al consumismo y la acaparación y con ello conduce la literatura experimental de los años 60 del siglo XX hacia la plenitud. Esta abstracta modernidad es aún más sorprendente teniendo en cuenta que la autora del libro fue discípula de una de las grandes figuras del neorrealismo italiano, Ignazio Silone (1900-1978).

Basilea, Bellinzona, Zúrich

Nacida el 25 de enero de 1923 en Basilea, de padre italoparlante y madre suiza alemana, Alice Ceresa se crió en Bellinzona en un entorno bilingüe y escribió sus primeros textos para el periódico “Il Dovere”. En 1943 se mudó a Zúrich, donde conoció a Ignazio Silone, exiliado en esa ciudad. Este italiano comprometido con la causa socialista, que luchaba contra el fascismo, quería convertirla en una escritora a su gusto, a lo que ella respondió que la forma de escribir sólo puede derivarse de lo que un autor tenga que decir. No obstante, siguió a Silone a Roma, cuando éste fundó en 1951 la “Associazione Italiana per la Libertà della Cultura”, y trabajó diez años como secretaria de la organización. Como doble nacional italiana y suiza, se integró totalmente en Italia, trabajó como lectora en la editorial Longanesi y mantuvo una profunda admiración por la ciudad eterna, incluso tras la muerte de Silone.

El final de una saga

El segundo relato de Alice Ceresa también tenía algo similar a la rebeldía de “La figlia prodiga”. Este fue publicado en 1979 por una revista, pero no fue editado como libro hasta 2003, “La morte del padre”, una despiadada disección figura a figura de una familia reunida para asistir al entierro del padre. Alice Ceresa desveló la transformación más impresionante de su propia forma de escribir en su novela publicada en 1990, “Bambine”, en la que sitúa de forma especialmente irritante e insistente a dos chicas adolescentes en una familia absurdamente represiva y un entorno kafkiano repleto de enfermos y dementes. Es difícil encontrar una obra en la que el constructo social llamado “familia” se reduzca tan radical y desconsideradamente a sus estructuras de poder como en este desgarrador libro. Parece una película a cámara lenta y denuncia implacablemente la infancia como escuela del desamor, la represión y el autoengaño.

Figuras como muñecas

Huyendo de todo sentimentalismo, realismo o naturalismo, en todos sus textos Alice Ceresa diseccionaba sin piedad la realidad, sus mecanismos y la relatividad de la lengua con la que se pretende ilustrar algo, de modo que sus figuras parecen muñecas volubles y sin perspectivas, dando tumbos en un mundo quebradizo. Una crítica literaria lo formuló una vez así: “En la perfecta sintaxis de sus frases, la vida se transforma en la lóbrega parodia de una cárcel de la que es imposible fugarse”. Cuando Alice Ceresa fallece en Roma el 22 de diciembre de 2001, los medios italianos ensalzan a esta suiza como una de las mayores autoras experimentales de la literatura italiana del siglo XX, lo cual se confirmó categóricamente en 2003, cuando el relato “La morte del padre” se publicó finalmente en forma de libro. 

Charles Linsmayer es filólogo especializado en literatura y periodista en Zúrich.

“Si se sientan en círculo, reunidos a la mesa del hogar para introducir comida en las distintas bocas, quizá alimenten efectivamente a un cuerpo fragmentado cuyas diversas partes son las extremidades. Al hacerlo actúan en consonancia, para que también cada uno pueda exhibir visiblemente su participación orgánica. Las manitos inexpertas a la hora de asir, primero tranquilamente ensuciadas, podrán después, o mejor dicho, podrán ya sostener los cubiertos familiares, en un enternecedor mimetismo de los adultos. Ahí se reconoce la utilidad, si no incluso la esencia, del aprendizaje en un grupo pequeño...”

De: “Bambine. Historia de una infancia” (en italiano)

Bibliografía: “La morte del padre” está a la venta, publicada por la editorial Tartaruga de ­Milán, en italiano. De momento están agotadas las traducciones al alemán.
 

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