Lejos de ser mero fruto de su imaginación, la historia se basa en gran medida en las propias experiencias de Bonalumi, quien, al igual que Emilio, fue alumno del Seminario San Carlo di Lugano, de 1931 a 1941, y acabó abandonando los estudios sin graduarse; pero en su caso, esto no se debió a su conducta, sino que ocurrió por iniciativa propia y sin que mediara un romance comparable con el de Emilio e Ilaria. Mientras que la novela termina con la expulsión y el regreso a casa del joven seminarista, Bonalumi logró graduarse en Einsiedeln (en otro internado católico), estudiar Literatura en Friburgo y, tras trabajar como docente y traductor en Locarno, convertirse en Profesor de Literatura Italiana en la Universidad de Basilea.
Demonizado en el Tesino, aclamado en Italia
Los círculos eclesiásticos del Tesino también sabían que este relato no era un simple producto de la imaginación de su autor. Y su influencia en la opinión pública era todavía tan fuerte en 1954, que la novela, lejos de considerarse como una descripción sensible de la pubertad, se interpretó como una denuncia de los métodos educativos del seminario cantonal, por lo que fue silenciada por los medios locales, e incluso tachada de blasfemia. Muy diferente fue su acogida en Italia y en la Suiza francófona: en Lausana, el libro fue galardonado con el premio Charles Veillon; y fue aclamado en Italia, donde Eugenio Montale, Premio Nobel, destacó la “sinceridad de un escritor todavía tímido, quizás, pero incapaz de mentir”.
“Ella no bajó la mirada. Preguntó, sin rastro de timidez, cuántos éramos en el seminario. Dijo que desde la colina observaba nuestros juegos durante el recreo. Y que por la noche le gustaba mirar las luces de las celdas desde su habitación. Le señalé las ventanas del dormitorio. ‘Cuando te vea desde el patio, te haré una señal...’ Esta propuesta pareció gustarle. Era alta y esbelta, y no tendría más de quince años”.
Un clásico de la literatura suiza
Además de importantes obras sobre historia de la literatura, Giovanni Bonalumi, fallecido el 8 de enero de 2002 en Locarno, publicó otros libros como la novela “Per Luisa” [“Para Luisa”] (1972), en la que un intelectual de Locarno atraviesa una grave crisis personal durante el levantamiento húngaro de 1956, y la colección de relatos “Il profilo dell’eremita” [“El perfil del eremita”] (1966), en la que Bonalumi narra sus experiencias en el internado de Einsiedeln. Sin embargo, en ninguna de sus obras posteriores alcanza las cimas de su primera novela “Gli ostaggi”, reeditada una y otra vez, traducida al alemán y al francés y considerada desde hace tiempo un clásico de la literatura helvética, incluso en el Tesino.
Bibliografía: “Gli ostaggi” está disponible en italiano en Edizioni Casagrande, Bellinzona. La traducción francesa, de Danielle Benzonelli, ha sido publicada por Metropolis, Ginebra. La traducción alemana, de Giò Waeckerlin-Induni, está disponible bajo el título “Die Geiseln”, en la serie Reprinted by Huber n.º 28, de la editorial Th. Gut, Zúrich.
Charles Linsmayer es filólogo especializado en literatura y periodista en Zúrich.
“Ella no bajó la mirada. Preguntó, sin rastro de timidez, cuántos éramos en el seminario. Dijo que desde la colina observaba nuestros juegos durante el recreo. Y que por la noche le gustaba mirar las luces de las celdas desde su habitación. Le señalé las ventanas del dormitorio. ‘Cuando te vea desde el patio, te haré una señal...’ Esta propuesta pareció gustarle. Era alta y esbelta, y no tendría más de quince años”.
(Tomado de la novela de Giovanni Bonalumi “Gli ostaggi” [“Los rehenes”])
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