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El Consejo Federal sale en defensa del francés

19.12.2025 – Denise Lachat

En un país con tanta diversidad cultural como Suiza, la educación es un asunto delicado, sobre todo en lo que respecta a la enseñanza de idiomas. La intención del cantón de Zúrich, el más grande de la Suiza de lengua alemana, de eliminar el francés en la escuela primaria, le parece excesiva al Gobierno suizo.

En un comunicado de fecha 19 de septiembre de 2025, el Consejo Federal manifestó su “preocupación” ante una decisión adoptada en Zúrich: el Parlamento de este cantón había decidido eliminar las clases de francés de la escuela primaria para trasladarlas a la secundaria. Según argumentaban las autoridades zuriquesas, la inversión en la enseñanza de esta lengua no había merecido la pena, debido a lo modesto de los conocimientos obtenidos por los escolares al concluir la educación primaria. Otro argumento, aún peor: esta sobrecarga en el plan de estudios que supone la enseñanza del francés impide que los niños adquieran las competencias requeridas en su propia lengua escolar.

Esta decisión de Zúrich ha venido a sacudir el frágil compromiso que existía desde hacía años entre los cantones. Este compromiso establece que, en tercero y quinto de primaria, deben enseñarse dos lenguas extranjeras: una segunda lengua nacional y el inglés. Sin embargo, los cantones tienen facultad para decidir qué lengua introducen primero. En muchos cantones de habla alemana, el francés se encuentra en una situación delicada: Zúrich, Lucerna, Uri, Schwyz, Obwalden, Nidwalden, Glaris, San Galo, Appenzell, Argovia y Turgovia enseñan primero inglés y algunos, como Zúrich, están considerando posponer el francés hasta la enseñanza secundaria.

La decisión del cantón más grande de la Suiza de lengua alemana hizo saltar las alarmas en la Suiza francófona, donde todos los cantones otorgan prioridad al alemán como idioma nacional, e incluso tienden a ampliar su enseñanza. Christophe Darbellay, Director de Educación del Cantón del Valais y Presidente de la Conferencia Suiza de Directores Cantonales de Educación Pública, preguntó irritado cómo iban a convivir los suizos si no eran capaces de hablar una lengua común.

Al igual que Darbellay, Elisabeth Baume-Schneider, Consejera Federal francófona responsable de Educación, también advirtió en esta decisión un peligro para la cohesión nacional: muchos francófonos se esfuerzan por aprender alemán y se sienten decepcionados al comprobar que a los suizos alemanes, al parecer, les importan poco las lenguas nacionales.

No es que a los alumnos de primaria de la Suiza francófona el alemán les resulte especialmente atractivo; pero en comparación con el inglés, que también impregna su vida cotidiana, cualquier otro idioma extranjero lo tiene complicado. Sin embargo, Suiza ha consagrado en su Constitución que “la Confederación y los cantones fomentarán la comprensión y el intercambio entre las comunidades lingüísticas” (art. 70). Esto significa que todo ciudadano suizo debe esforzarse por comprender a sus compatriotas de otras áreas lingüísticas y mantener la cohesión nacional, por encima de las diferencias lingüísticas y culturales. Este principio constituye la base de la “nación voluntaria”, es decir, de la nación que se sustenta en una voluntad política común.

A fin de garantizar el plurilingüismo a lo largo de toda la escolaridad obligatoria, el Consejo Federal desea ampliar la Ley sobre lenguas, para lo cual propone dos opciones: o bien mantener en la Ley sobre lenguas el compromiso actual (una lengua nacional en la escuela primaria y el inglés), o bien introducir un requisito mínimo que dé más margen de maniobra a los cantones. Se debería enseñar una segunda lengua nacional desde la escuela primaria hasta el final de la primera etapa de la escuela secundaria.

¿Por qué tanta flexibilidad? Desde la fundación de la Confederación en 1848, la soberanía escolar recae, en principio, en los cantones. Sin embargo, para evitar que cada uno de los 26 cantones establezca sus propios criterios de enseñanza, hace unos veinte años acordaron con la Confederación unos objetivos de armonización. El propósito fundamental de este “espacio educativo suizo”, que ha sido ratificado por los electores, es que, al finalizar la escolaridad obligatoria, los alumnos de todo el país dominen las mismas competencias básicas en lectura, escritura y aritmética, incluso si se mudan a otro cantón.

En caso de que fracase este proyecto de armonización, la Confederación estará obligada a intervenir, tal y como prescribe la Constitución. Así pues, el Consejo Federal tiene en la manga una clara advertencia a cualquiera que falte a la lealtad hacia la patria.

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