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  • Naturaleza y medioambiente

El bosque, mi mejor amigo

01.07.2022 – JÜRG STEINER

En Suiza son cada vez más las personas que suelen frecuentar el bosque. Pero algo las molesta también cada vez más: la presencia de otras personas en estos parajes. Visitemos las zonas de conflicto en esta complicada relación entre el ser humano y el bosque.

En su opinión, ¿a qué dedican los suizos su tiempo libre? ¿A comer fondue? ¿A practicar senderismo? Nada de esto. Van al bosque. Según cifras publicadas en marzo de 2022 por el Instituto Federal de Investigación sobre Bosques, Nieve y Paisaje (WSL) en su encuesta “Waldmonitoring”, el 95 % de los suizos (es decir, prácticamente todos) van al bosque con mayor o menor regularidad. Este es el porcentaje más elevado desde 1997, año en que empezó a estudiarse la relación de los suizos con sus bosques.

Sin embargo, “ir al bosque” en la Suiza actual no significa necesariamente lo mismo que hace 25 años, cuando lo único que allí había era, a lo sumo, un sendero de fitness Vita Parcours. Las personas y los bosques evolucionan. Las expectativas con respecto al bosque van en aumento, porque este se convierte cada vez más en un refugio de vital importancia frente a la acelerada urbanización. Al mismo tiempo, el calentamiento climático y los fenómenos meteorológicos extremos agravan su fragilidad, y esto a su vez llega a generar estrés social en el bosque, lugar en el que uno pretende encontrar un oasis de paz y tranquilidad.

La tala, principal motivo de enojo

“¡El bosque necesita nuestra ayuda!”, escribió hace seis meses Katrin Sedlmayer, antigua política local de Köniz, cerca de Berna, en una carta de protesta que firmaron otras 400 personas igual de furiosas que ella, exigiendo que cesara la tala "antiecológica" de amplias áreas del concurrido bosque recreativo de Könizberg.

El bosque en cuestión se halla entre Berna y Köniz, y parece una isla verde donde vienen a romper las olas de un mar urbano cada vez más amenazante. Los últimos años han visto surgir, muy cerca de sus lindes, un gigantesco asentamiento de dos mil habitantes. Día a día, el bosque recibe más visitantes.

El bosque de Könizberg pertenece a la Burgergemeinde (comuna burguesa) de Berna, tercera propietaria forestal más grande de Suiza. En respuesta a las críticas por su gestión forestal, la comuna solicitó el respaldo del personal de supervisión del cantón de Berna y presentó un informe pericial a principios de mayo. De acuerdo con este informe, el bosque, que también lidia con serios retos climáticos, se está gestionando en conformidad con la ley. Las tormentas invernales, las sequías y los escarabajos que atacan la corteza de los árboles afectan cada vez más al bosque, advierten los expertos, lo que requiere intervenciones de gran alcance; estas no solo son legítimas, sino incluso convenientes a largo plazo desde el punto de vista ecológico. Lo aconsejable, recomiendan los expertos, es plantar un mayor número de nuevas especies que soporten mejor el calentamiento climático que las píceas, sensibles al calor.

Usos contradictorios

Esta controversia en torno al bosque de Könizberg ilustra la creciente presión que sufren todos los bosques en la meseta suiza, densamente poblada. La prohibición nacional de deforestación, vigente desde 1876, es probablemente la norma de protección medioambiental más radical que jamás se haya adoptado en Suiza. Pero su efectividad no impide que el bosque sea objeto de usos contradictorios. La Burgergemeinde de Berna, propietaria de otras áreas boscosas de recreo cercanas a la ciudad, ofrece en ellas pistas de jogging y para bicicletas de montaña, o jardines de infancia al aire libre. Sin embargo, están cerradas al público ciertas áreas, donde la madera en descomposición permanece en el piso para favorecer la biodiversidad. La comuna afirma sentirse obligada a intensificar sus esfuerzos de comunicación con los ciudadanos para explicarles la amplia gama de demandas sociales relacionadas con el bosque. Aparte, claro está, de la creciente importancia que adquiere a nivel local el aprovechamiento de la madera como material de construcción y fuente de energía.

Son cada vez más las personas que frecuentan el bosque, por lo que están cambiando las expectativas, así como los niveles de satisfacción de sus usuarios. En el bosque todos deseamos ser libres, respirar hondo, desconectar, observar a los animales. Pero también queremos jugar al paintball, escalar en los parques de cuerdas, participar en carreras de orientación, asar salchichas y pernoctar al aire libre. Buscamos calma, y queremos desfogarnos. A menudo, en el mismo lugar.

Un refugio en caso de emergencia

Según la encuesta realizada por el WSL antes de la pandemia, el número de personas que declararon no haberse sentido jamás molestas en el bosque disminuyó considerablemente en una década. Tras su visita al bosque la gente sigue sintiéndose satisfecha y relajada. Pero los desechos abandonados, los ciclistas que circulan a velocidades de vértigo o el estruendo de la música festiva menoscaban la experiencia forestal.

Las restricciones de la vida pública durante la pandemia parecen haber agravado esta situación conflictiva. De repente, uno encontraba gente en áreas del bosque donde antes no había ni alma. Los jóvenes descubrieron sitios recónditos para montarse sus fiestas nocturnas. El bosque era el único lugar en el que se podía olvidar por un instante el coronavirus. El entrenador de supervivencia suizo Gian Saluz describió esta sensación en una entrevista con el Tages-Anzeiger, poco después de que Rusia invadiera Ucrania: en caso de emergencia, él se refugiaría en el bosque, por ser el lugar que ofrece la mayor cantidad de recursos para sobrevivir en este tipo de situación.

Disfrutando de la soledad

El bosque es un amigo que siempre está ahí, alguien en quien se puede confiar en tiempos difíciles y que permanece imperturbable ante las presiones de la vida. Según WSL, los motivos por los que las personas visitan el bosque son el afán de disfrutar de la naturaleza, distanciarse de todo, estar solas. En otras palabras, escapar de la civilización.

Al sur de Berna existe uno de esos parajes: a solo doce kilómetros del Palacio Federal se abre bajo la carretera que conduce a Schwarzenburg un desfiladero profundo y boscoso. Cuando el glaciar del Ródano se retiró hace 20 000 años, el agua de deshielo cavó esta tortuosa zanja en la arenisca blanda. Los oscuros bosques por los que corre este arroyo salvaje le han dado el nombre de Schwarzwasser (agua negra).

“¡El bosque necesita nuestra ayuda!”

Katrin Sedlmayer

Antigua política local de Köniz

Un poco más adelante, las abruptas paredes del desfiladero cobijan un bosque encantado. El cielo desaparece, mientras la tierra, a merced de una mano invisible, hace que nada se parezca jamás al último recuerdo que teníamos de ella. Después de los aguaceros, enormes masas de barro se deslizan por el barranco, arrastrando la vegetación. Árboles arrancados de cuajo se yerguen como terribles y fantasmales esqueletos. A veces, uno se cruza con un zorro, algunas gamuzas o corzos. En muy raras ocasiones, con alguna persona.

Es un bosque salvaje maravilloso, fiel y fiable como un amigo. El mundo del que venimos parece muy lejano, aunque basten unos cuantos pasos para volverlo a encontrar.

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    Elena Lacroix Jaeggy France/Suisse - Charmey 08.07.2022 At 15:06

    Il y a un immense travail d'information, d'éducation, voire d'interdictions à développer pour mettre un terme à ce fléau que sont devenues les motos sur TOUT le territoire suisse et la présence intempestive et abusive des VTT dans les sentiers forestiers. Un désastre écologique, un danger permanent pour toute la faune et la biodiversité en général; un bruit assourdissant permanent, même dans les cols et vallées spectaculaires de l'Engadine. Il y a urgence absolue à mettre un terme à cette dévastation organisée au nom... de quoi au juste ? Pour une masse d'inconscients qui se défoulent dans la vitesse et le bruit ?

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  • user
    Eric Burr, North Cascades, WA, USA 06.07.2022 At 15:31

    As a retired forester I thank you for this article. Here in the "American Alps" we are surrounded by National and State forests, at the eastern gateway to North Cascades National Park, but still overwhelmed by hordes of urban refugees seeking solace bumper to bumper, looking in vain for a place to park at least close to a trailhead. Our bikers however are able to construct more trails, and this helps reduce some of the crowding.

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  • user
    Lotti Mohar, Aurora, Canada 06.07.2022 At 14:04

    Es wird mir ganz warm ums Herz, wenn ich den Waldbericht lese. Schöne Errinnerungen kommen zum Vorschein nach 30 Jahren. Wie viele Male ich als Kind mit meinem Vater in den Dälholzliwald ging, bis hinunter zu der Aare, wo wir auch noch die Tiere besuchten und weiter spazierten bis zum Fähre-Restaurant. Ich werde diese schöne Zeit nie vergessen.

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    Maria Chand, Parksville, Canada 06.07.2022 At 05:38

    The law from 1876 WHAT A GIFT FOR THE PLANET AND ALL THE SPECIES .

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    Christian Huber, Morbihan, France 05.07.2022 At 13:48

    J’estime que les piétons ont la priorité dans les sentiers, càd que les VTT doivent ralentir et céder le passage, notamment lorsqu’il s’agit de famille, etc.
    Question : que dit la loi à ce sujet ?.

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  • user
    Richard Jakob-Hoff, New Zealand 02.07.2022 At 21:39

    Thank you for sharing this article. My love and spiritual connection with forests began in my early childhood in Switzerland. In the forests in and around my birthplace, Wengen, and later Visp. I find them a place of solace wherever I am in the world and am alarmed and dismayed at the disrespect shown by my species to these guardians of global health and human welfare. I was not aware that Switzerland had banned deforestation well over a century ago. This is something that should be more widely known as an example to others.

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