Reflexiones de un padre de familia

Adrian Stern siempre pareció un despreocupado jovenzuelo que iba por la vida con una sonrisa y resultaba tan entrañable que no se le podía tomar a mal su crónica torpeza e ingenuidad. Hoy, el cantante tiene 41 años y conserva un poco el aspecto de aquel sonriente jovenzuelo. Sin embargo, la letra de sus canciones revela las inquietudes de un hombre que entretanto se ha vuelto padre de familia.

El nuevo álbum de Adrian Stern lleva el largo título de Chumm mir singed die Songs wo mir liebed und tanzed mit ihne dur d’Nacht; la letra de estas canciones ya no gira principalmente en torno a las noches de baile al son de la música preferida, sino a la responsabilidad, la pareja, las dudas, los años que pasan y los indicios de una primera crisis de la mediana edad.

Hace 13 años en su debut Stern, este músico de Baden todavía cantaba bonitas y desenfadadas canciones de amor. Más tarde, en su cuarto álbum, Herz, galardonado con un el premio Doble Platino, vinieron las típicas canciones nostálgicas y de añoranza de la patria de una persona que ya no tiene veinte años, pero todavía quiere hacer experiencias, vivir sensaciones y explorar el mundo.

Después, Adrian Stern fundó una familia y en 2013, en su obra “1+1” empezó a escribir canciones más serias, muy adecuadas para este artista que canta en dialecto. Por eso es una gran satisfacción comprobar que mantiene la línea de sus textos también en el último álbum. Las doce canciones de Chumm mir singed… revelan una auténtica madurez que se refleja en las reflexiones de un músico de más de cuarenta años, padre de dos hijos pequeños: en Älter, el cantante se pregunta si desempeña adecuadamente su papel en la vida, si tiene sentido todo lo que hace. En Irgendwie evoca la angustiosa inseguridad que lo invade al ver cómo va cambiando con el tiempo su relación de pareja y con sus hijos. Pero además aborda otros temas: por ejemplo, el amor a su ciudad natal, Baden, que expresa en bellas palabras en Chlini Stadt und wildi Ross.