La cuestión de cómo Suiza y la Unión Europea planean regular sus relaciones mutuas es motivo de gran interés y preocupación para los lectores de “Panorama Suizo”. Entre la abundante correspondencia recibida, cargada a veces de una fuerte emotividad, destacan dos tendencias: por un lado, un gran escepticismo frente a la UE; y por otro, una enorme preocupación por las consecuencias que podría acarrear el aislamiento de Suiza respecto a sus vecinos inmediatos.
El tratado que nos proponen no es una declaración de adhesión de Suiza a la Unión Europea, sino una actitud servil frente a la burocracia de una UE que se encuentra actualmente en proceso de desintegración. Tenemos ante nosotros una burocracia que ha usurpado competencias que solo incumben a los Estados.
Me entristece leer que Suiza, donde yo crecí, incluso llega a debatir relaciones bilaterales con la UE. Para mí, perder nuestra democracia directa sería inimaginable. Tenemos un himno nacional que reza: “Orad, suizos libres, orad”. ¿Cuánto tiempo más podremos ser ciudadanos suizos libres?
Bravo por su editorial sobre la cuestión europea. Suiza está en el corazón de Europa. Por tanto, ¡es europea! Querer levantar barreras insalvables entre Suiza y la UE es un absurdo. Me indigna el comentario de Magdalena Martullo-Blocher de que Suiza estaría amenazada por un “tratado de sometimiento”. ¡Eso es rotundamente falso! Un tratado es, por definición, una armonización entre dos partes, un convenio en el que todos salen ganando. Además, describir a Europa como una entidad desequilibrada e inestable es un gran insulto a nuestros vecinos. ¿Acaso están equilibradas las instituciones suizas? ¿Acaso es normal que los millonarios aporten lo mismo a las cajas del seguro social que las personas de bajos ingresos? Y en cuanto a los alimentos, Suiza no está en condiciones de alimentar a su población sin la ayuda de Europa. ¿Qué haríamos si la UE cerrara las fronteras y bloqueara nuestras importaciones de cereales? Nuestro principal socio no es Indonesia, Corea o Tailandia, ¡sino Europa!
El artículo de Panorama y el editorial de su redactor jefe dan en el clavo: hay que cultivar y reforzar las relaciones de buena vecindad con la UE. ¡Desde luego!
Suiza está rodeada de países de la UE y solo puede subsistir con negociaciones y acuerdos. Participa en el mercado libre de la UE: cada día Suiza y la UE intercambian bienes y servicios por un valor total de más de mil millones de francos. ¿Qué ocurriría si la UE rescindiera todos los acuerdos (incluyendo la libre circulación de personas) de un día para otro? Claro que hay muchos problemas en la UE; pero hace tiempo que los acuerdos de sometimiento (los tratados coloniales), como escribe Magdalena Martullo-Blocher en Panorama, ya no existen. Una gran figura política como ella podría poner las cosas en marcha en el Parlamento Europeo, y no solo para beneficio de Suiza, sino de toda Europa!
Panorama Suizo debería ejercer autocrítica y reconocer que adoptó una postura unilateral. Debería percatarse de que nosotros, las suizas y suizos en el extranjero, no somos niños inmaduros que deben ser educados y llevados por el “buen” camino. La tarea de Panorama debería ser informar de manera neutral y objetiva. Por tanto, falla en cuanto expresa opiniones personales sobre un tema.
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