Menu
stage img
  • Editorial

El retorno de la despensa

22.03.2024 – Marc Lettau

De vez en cuando llegan a surgir auténticas creaciones literarias en las oficinas gubernamentales, como ese poético eslogan de inicios de los años setenta: “Kluger Rat – Notvorrat!” [literalmente: “Un sabio consejo: Ten una despensa para casos de emergencia”].

Esta miniatura poética tiene particular impacto en lengua alemana, con sus seis breves sílabas que, en plena Guerra Fría, invitaban a los suizos a almacenar comida enlatada para enfrentar eventuales peligros. Y los listos (entiéndase: todos nosotros) sabíamos lo que hacía falta: una buena despensa, con sólidos estantes de madera. No es sorprendente que muchas despensas de esa época, con sus gruesos muros de hormigón y sus enormes puertas blindadas, sigan pareciendo hoy búnkeres.

Sin embargo, con el paso del tiempo el eslogan “Kluger Rat – Notvorrat!” fue quedando obsoleto y llegó casi a caer en ridículo en la era de la globalización: con las densas cadenas de suministro que se extienden por todo el mundo, el hábito de almacenar reservas para casos de emergencia llegó a parecer totalmente arcaico. Hacer acopio de víveres se consideraba una manía propia de quienes se obstinaban en vivir en el pasado, una obligación reservada a las ardillas. La modernidad nos ofrecía una promesa cada vez más convincente: lo que necesitamos puede pedirse rápidamente por Internet, y nos lo entregan “justo a tiempo” en la puerta de nuestro hogar.

Sin embargo, la despensa experimentó su primer renacimiento durante la pandemia de coronavirus. Eso de pertrecharse de víveres volvió a convertirse en una competición colectiva. Y no hablamos solo del papel higiénico. Entretanto, el propio Estado ha vuelto a su eslogan de hace más de cincuenta años, esta vez a raíz de las guerras y las crisis, que nos han enseñado una cosa: a veces ocurre lo inimaginable.

Tratándose de reservas estratégicas, existe un toque típicamente suizo: según el Gobierno, el café (un producto de lujo) es uno de los bienes vitales de los que los suizos no deberíamos tener que prescindir, ni siquiera en los días más sombríos. Al fin y al cabo, esta singularidad tiene su razón de ser: Suiza es uno de los líderes mundiales en consumo de café, ya que, por término medio, sus habitantes disfrutan de casi mil cien tazas de café al año. Hablando de eso, creo que voy a poner la cafetera al fuego.

Marc Lettau, Redactor Jefe

Comentarios

×

Se requiere el nombre, el lugar y el país

Enter valid name

Valid email is required!

Introduce un correo electrónico válido.

Comment is required!

Debes aceptar las reglas de los comentarios..

Please accept

* Estas entradas son necesarias

top