La iniciativa ha suscitado reacciones violentas entre algunos posibles afectados. Para el empresario Peter Spuhler, por ejemplo, uno de los suizos más acaudalados, cuya fortuna se estima en cuatro mil millones de francos, se trata de una “iniciativa de expropiación”. Por su parte, Stadler, Director de la empresa Stadler Rail que fabrica vehículos ferroviarios, ha manifestado en una entrevista periodística su intención de emigrar: por ejemplo, a Austria, país que no cobra impuestos de sucesión. En caso de aprobarse la propuesta, sus herederos tendrían que tributar al Estado suizo más de 1 500 millones de francos por concepto de impuesto sucesorio. Para Spuhler, esto es absurdo: “Mi patrimonio no está en el banco; está invertido casi en su totalidad en mi empresa y en otras empresas de menor tamaño”.
Por lo tanto, en el peor de los escenarios, estas empresas se verían forzadas a venderse a inversores extranjeros para poder pagar los impuestos, advierte Spuhler. Los promotores de la iniciativa consideran infundados tales temores: las empresas podrían saldar la deuda tributaria a plazos o solicitar créditos, respondió la Presidenta de JUSO.
El economista Volker Grossmann, Profesor de Economía en la Universidad de Friburgo, tampoco considera problemático que las empresas familiares contraigan nuevas deudas, siempre y cuando operen de manera efectiva y rentable. “Las consecuencias para la economía se están exagerando mucho”, declaró Grossmann al periódico Blick. Los impuestos no son el único criterio para determinar el atractivo de una ubicación, ya que Suiza ofrece otras ventajas, recuerda Grossmann, quien califica el impuesto sucesorio como el “impuesto menos distorsionador”, ya que los herederos no han hecho nada para ganarse su patrimonio: simplemente han tenido la suerte de nacer en una familia adinerada.
Segundo intento tras el de 2015
El Consejo Federal y la mayoría conservadora del Parlamento rechazan categóricamente esta iniciativa, tachándola de “radical”. Consideran que pondría en peligro el atractivo de Suiza como lugar de residencia para personas adineradas. Además, los ricos ya contribuyen de manera significativa al presupuesto nacional a través del impuesto sobre el patrimonio. El 1 % de los contribuyentes paga casi el 40 % del impuesto federal directo, lo que supone más de cinco mil millones de francos.
Esta Iniciativa afectaría a unos 2 900 contribuyentes, que poseen un total de aproximadamente 560 000 millones de francos, lo equivalente al 20 % del total de bienes imponibles en Suiza.
Solo el PSS y los Verdes respaldan la iniciativa; argumentan que la distribución de la riqueza en Suiza se está volviendo cada vez más desigual. En vista de la actual coyuntura política, sería muy sorprendente que la iniciativa fuera aprobada en las urnas. En un sondeo realizado por el periódico gratuito 20 Minutes en agosto de 2024, el 58 % de los encuestados rechazó la iniciativa. Al cierre de redacción de este número de Panorama aún no se disponía de datos más recientes.
Hace diez años, una iniciativa de la izquierda para introducir un impuesto sobre sucesiones a nivel federal fracasó claramente en las urnas, con un 71 % de votos en contra. En aquel entonces, sus promotores querían gravar con un impuesto del 20 % las herencias superiores a los dos millones de francos, en beneficio del SVS (Seguro de Vejez y Supervivencia). La nueva iniciativa se centra ahora en los “superricos”.
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