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Dimitri Rougy

21.09.2018 – Jürg Müller

Un joven activista desencadena una pequeña revolución: ésta es, en pocas palabras, la historia de Dimitri Rougy, de 21 años. Desde marzo de 2018, el hasta entonces desconocido activista independiente y estudiante de ciencias culturales ha avanzado hasta convertirse en una estrella política helvética. Organizó el referendo contra los detectives sociales, que se votará el 25 de noviembre de 2018 (véase página 12) prácticamente solo. Así fue como sucedió: la escritora Sibylle Berg se alteró en Twitter por la Ley de Vigilancia Social que el Parlamento había aprobado en marzo de 2018. Rougy intervino. Se puso en contacto con varios partidos y organizaciones, pero en vano: no querían saber nada de un referendo. Si es así, luchemos solos, se dijeron Rougy y Berg.

Rougy lo orquestó todo desde el ordenador. Necesitaban conseguir 50 000 firmas en un plazo de tres meses. El grupo de choque de la miniguerrilla democrática buscó dinero y firmas a través de una plataforma de recogida en línea. Pronto contaron con 11 000 personas que apoyaban la causa en línea. En julio de 2018 se presentaron 55 861 firmas. Fue la primera vez que tuvo éxito una recogida de firmas para un referendo, organizada a partir de las redes sociales. Los politólogos no dejan de hablar de las posibles consecuencias fundamentales de este procedimiento hasta ahora inaudito: gracias a la democracia digital, no sólo los grandes partidos y organizaciones serán capaces de celebrar un referendo, sino también los pequeños movimientos ciudadanos espontáneos.

El compromiso político de Rougy no es nuevo: junto con una compañera, fundó el Parlamento Juvenil del Oberland bernés y es miembro del Partido Socialista Suizo en el Parlamento Municipal de Interlaken. Entre otras cosas, este dinámico joven organizó la manifestación contra Donald Trump en el Foro Económico Mundial de Davos, en 2018. Y tras los atentados de París de noviembre de 2015, planificó prácticamente toda la iluminación del edificio del Parlamento en Berna con los colores de la bandera tricolor francesa. Ahora está dando a la política federal interna toques de color que no pasarán desapercibidos.

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