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  • Política

Parlamento, polarización, clase política – y la voz del pueblo

14.01.2015 – Georg Kohler

La moderna democracia pluralista y su concepto central de soberanía popular no son realizables sin partidos, más concretamente sin un sistema de partidos.

El número de habitantes, la complejidad de los mecanismos de regulación social y la necesidad de encontrar representantes duraderos que defiendan diversas y a veces antagónicas opiniones, imposibilitan la formación democrática de una voluntad y una capacidad de decisión al estilo de la asamblea comunitaria o las asambleas atenienses de la Polis. La “soberanía popular”, como resultado del encuentro directo entre el Gobierno y la ciudadanía autónoma, como proceso entre partícipes, tan directamente interrelacionados que discuten y toman decisiones sobre asuntos en la viva plataforma pública de una comunidad abocada a un debate solidario, es imposible cuando el Estado ya no es una ciudad ni una pequeña región rural.

Incluso para la forma tan particular de la democracia suiza, los partidos son vitales. Y por tanto, los años en los que se vota para elegir la nueva composición del Parlamento Nacional, auténtico foro y meta de la moderna formación de partidos, son correspondientemente significativos. Naturalmente, en relación a la situación suiza no se puede hablar de elecciones parlamentarias sin tomar en consideración los efectos de los derechos populares que una y otra vez entorpecen la democracia parlamentaria de nuestro país.

Esto es evidente considerando tres criterios. El primero es el tema de la classe politique, el segundo el análisis de nuestro sistema político, que en principio se basa en la concordancia, pero está expuesto a tendencias polarizadoras cada vez más implacables, y el tercero son las deliberaciones sobre la cuestión, desde hace unos años imperiosa, sobre la identidad colectiva del país.

1. El concepto de classe politique es una categoría de polémica aplicación, pero también la denominación de un hecho sociológico, ya que en una sociedad que exige para sus funciones directivas rendimientos que ya no se pueden cumplir de paso sino únicamente dedicando mucho tiempo y con grandes conocimientos específicos individuales surge necesariamente un grupo que ejerce profesionalmente las funciones que pertenecen al sistema político (entre los cuales, por cierto, hay que contar asimismo a los altos mandos de la Justicia y de la Administración pública). Aquí no es posible mostrarlo en detalle, pero es evidente que un mandato del Consejo Nacional no es compaginable con una dedicación a tiempo pleno en otro sector profesional.

Que una tal profesionalización genera rápidamente la formación de intereses específicos de grupo es natural – y ya se ha corrido la voz entre todos los que tienen algo que ver con la res publica. “Después de las elecciones es antes de las elecciones” – “Cada político quiere simplemente servir a los intereses de sus electores” – “Al final, lo que persigue esta gente son sus ventajas personales”, entre otras cosas, son las polémicas conclusiones, demasiado precipitadas y en su característico in crescendo, a las que el llamado “pueblo” (y sobre todo sus autodenominados abogados) llega, a partir del hecho de que la política se ha convertido en una profesión. Y así, a partir de un hecho de la sociedad contemporánea se crea un lema y una palabra clave útil para los populistas: classe politique para denominar a una clase alta de desvergonzados que se aprovechan de la democracia.

Está claro que la desaparición de políticos “de milicia” es decir, de vocación, que merezcan este nombre, es un grave problema para un país firmemente fiel al concepto de la milicia, el servicio voluntario de los ciudadanos, más o menos no remunerado. Además, es innegable la tendencia demostrada por la economía política de que se sacrifican los intereses generales cuando los intereses profesionales personales ya no son compatibles con los otros. Classe politique – término utilizado como crítica – designa los decadentes procesos que, efectivamente, se observan en muchas partes del mundo. Lo que es distinto, no obstante, es servirse de esta categoría para desacreditar a las personas que, por motivos muy respetables, se dedican a trabajar en el Parlamento Nacional, en el marco de la  democracia (semi) directa.

El desdén, entretanto indisociable de la palabra classe politique, se vincula casi siempre al mismo tiempo con el elogio de los derechos populares, argumentando que éstos son la auténtica panacea contra la avidez de las falsas élites. En este año electoral que comienza ya se oyen a menudo cosas así. Estos tonos son peligrosos, extremistas y muy poco suizos. Por una parte, esta retórica mina la confianza de la población en sus representantes, por otra absolutiza con los derechos populares un sólo elemento de nuestra constitución que sólo funciona bien en el contexto global del sistema de instituciones cuidadosamente equilibrado. Y en tercer lugar encubre que también sus críticos forman parte de la clase política profesional.

2. La polarización se ha convertido en una de las características dominantes de la política interior suiza en los últimos veinte años. La anterior democracia suiza de la concordancia, basada en el equilibrio, se ha convertido, desde principios de este siglo, en una comunidad de disensiones cada vez más acusadas, que sólo a duras penas hace los compromisos requeridos por los dispositivos institucionales. Buen ejemplo de ello es la prolongada disputa sobre la interpretación de la llamada “fórmula mágica”; el conflicto en torno al reparto de los siete asientos del Consejo Federal entre los cuatro mayores partidos.

Hay múltiples razones que explican la transformación de la cultura política del país. Se supone que la causa principal es el desplazamiento de la situación de la conciencia nacional de Suiza desde el cambio radical de época producido tras 1989 en el seno del sistema europeo de naciones. De ser un pequeño Estado neutral respetado por todos, que inequívocamente pertenece al Occidente, hemos pasado a ser un país marginal cuya reputación no coincide totalmente con su importancia económica.

La nueva posición de Suiza en Europa es un importante factor en las discusiones sobre la identidad colectiva del país; y nos aporta una explicación del asombroso incremento de iniciativas constitucionales (que además tienen éxito en las urnas) de la última década. Con lo que una vez más el papel que juegan los derechos populares en el estado de la política interior suiza acapara la atención.

Mientras el referéndum – la posibilidad, mediante decisiones populares, de derogar leyes aprobadas por el Parlamento – en la época de la posguerra (1945 – 1990) incitaba obligatoriamente a encontrar un consenso (únicamente las leyes que gracias al compromiso llegaban a ser “viables para un referéndum” tenían la posibilidad de superar una votación en el Parlamento), la actual Suiza se caracteriza por feroces debates sobre propuestas de iniciativas que levantan mucho polvo.

Y el hecho de que en las condiciones de la nueva democracia mediática las iniciativas constitucionales sean más fáciles de introducir y de ganar se debe, entre otras, a razones tecnológicas. La movilización es más fácil de alcanzar digitalmente que con los antiguos medios análogos. A eso se suma el hecho de que, de todas formas uno de los partidos federales, la Unión Democrática del Centro UDC, está extraordinariamente bien organizado y dispone de un eficiente aparato de partido, que opera con una gran astucia para captar a los de aquellos ambientes colectivos que no encajan con la política oficial. Ambientes que a menudo reflejan el nerviosismo y la irritación provocados por procesos sociales generales, sentimientos colectivos no directamente políticos, pero sí politizables: Con ello el “pueblo” se convierte en el contrapunto de la classe politique y la UDC se ve como guardiana y portavoz de sus necesidades.

El precio de esta estrategia, que no pocas veces lleva a más de la mitad de los electores a ponerse del lado de la UDC, es, no obstante, la mencionada polarización y con ella la liquidación de los largamente practicados procedimientos de consenso que hacían que el país resultara políticamente previsible, consecuentemente aburrido y en muchos aspectos económicamente atractivo.

No se trata de una crítica sino de una constatación, explicable por el hecho de que la transformación de la civilización postindustrial, que se aceleró tras el fin de la Guerra Fría, justamente socavó la cultura política tradicional del país y así la convirtió en un notable contrapunto de los hasta ahora requisitos funcionales de sus instituciones. Por eso, la próxima campaña electoral y sus resultados serán asimismo un plebiscito sobre el programa político de la UDC – y sobre la cultura política de Suiza sometida así a una dura prueba.

3. “¿Quiénes somos?” – Esta es la pregunta que se oye más o menos claramente en la discusión de todos los puntos más controvertidos de la campaña electoral de 2015.

Y debido a los requisitos de la gran política, es decir de la política continental a la que Suiza, situada en el corazón de Europa, está expuesta, esta pregunta debe responderse más explícitamente que antes. Y es que las antiguas definiciones – punto de orientación para Suiza, su política exterior e interior – se han vuelto frágiles. Demasiados hechos parecen contradecir las conocidas y arraigadas percepciones de la propia identidad...

Suiza como comunidad armada, neutral, republicana, que no perjudica a nadie, como pequeño Estado cuyos ciudadanos hacen negocios en el mundo entero, pero que al mismo tiempo viven en la roca autónoma de su ancestral democracia propia, por así decirlo en un pequeño planeta al que no le importa nada el resto del mundo … ¿no resulta anacrónica esta idea?

Sea como sea, en las elecciones parlamentarias de 2015 se harán oír las voces del pueblo sobre este problema. Lo único que queda por ver es si sonarán polifónicas o disonantes.

Imagen  Georg Kohler es catedrático emérito de Filosofía Política de la Universidad de Zúrich y observa y analiza para los suizos en el extranjero la campaña electoral de 2015.

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    Erwin Balli-Ramos 31.01.2015 At 20:37
    Sehr geehrter Herr Bärtschi
    Nichts liegt mir ferner, denn Ihnen meine Überzeugung aufoktrinieren zu wollen. Was Sie für richtig finden ist doch absolut Ihre Angelegenheit, NUR wenn Sie schon argumentieren,dann bitte mit Zahlen und Fakten die stimmen. Die durchschnittliche Arbeitslosigkeit in der EU ist nicht wie Sie darlegen 25% sondern knapp 12%.
    Deutschland war im Jahre 2005 der wirtschaftlich kranke Mann in Europa, heute jedoch steht dieses Land, dank der damals eingeführten Harz-Reformen blendend da. Sicher haben diese Reformen auch Schattenseiten.
    Griechenland waf vor der Einführung des Euros am Rande des Staatsbankrotts. Goldman&Sachs/USA halfen die Bilanzen so zu fälschen, dass ein Eintritt in die Euro-Zone möglich wurde. Als dann der Beschiss aufflog hat Die Euro-Zone sehr viel Geld in die Hand genommen um den armen, netten Griechen zu helfen.Dass dabei die Griechen Auflagen zu erfüllen hatten hat nichts mit einer EU-
    Diktatur zu tun, sonderN ist Bestandteil eines jedes Geldgeschäftes.
    Ich habe 13 Jahre in diversen Bananenrepupliken in Südamerika ge-
    lebt. Dort gibt man seine Stimme demjenigen Kandidaten, der einem
    der grössten Warenkorb, Ventilator etc. schenkt.
    In der Schweiz hat die Partei am meisten Zulauf deren Programm sich auf eine dumme Agrarpolitik, Fremden-und EU-Feindlichkeit be-
    schränk. d.h. ein Programm das sich zu 80% ausserhalb der Realität befindet. Da wird mit grossem Getöse und populistischer Polemik,
    bitte verzeihen Sie, "politischer Dünnschiss verbreitet" und diesem wird mit Bravo-Gegröle und Klatschen zugestimmt

    Wo bitte ist da der Unterschied zu einer Bananenrepuplik
    Ich kann Ihnen z.B aufgrund von wissenschaftlich erarbeiteten Studien beweisen, dass jedes hochentwickelte Land Zuwanderung braucht.
    Ich bin nur ein kleiner Betriebsingenieur, der gelernt hat vor jeder Stellungnahme die entsprechenden Fakten und Zahlen zu recher
    chieren, diese zu verifizieren, und unter ständiger Kontrolle zu
    vedichten und zu vernetzen.
    DENN DANN WEISS ICH VON WAS ICH REDE
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    Erwin Balli-Ramos 29.01.2015 At 20:52
    Sehr geehter Herr Bärtschi
    Es freut mich ungemein, dass es Ihnen sehr gut geht und dass Sie sich als "glücklicher Mensch" bezeichnen können. Ich erfeue mich auch ähnlichen Gegebenheiten. Bitte lassen Sie mich nur auf eines von Ihnen aufgeführten Beispiele eingehen.
    Griechenland. Wenn ich einer Person, die jahrzehntelang über ihre Verhältnisse gelebt hat Geld leihe, teilweise à fond perdu, habe ich das verdammte RECHT gewisse Vorschtriften bezüglich seiner Haushalt-politik zu machen. Denn ich will mein gutes Geld ja nicht verlieren, oder in absehbarer Zeit neue Kredite nachschiessen. Ich erlaube mir nicht Ihre diesbezüglichen Ausführungen als das zu bezeichnen was diese sind. Die neue Regierung in Athen hat Geld um die Februarlöhne zu bezahlen, um dann auf den fälligen EU-Check zu
    warten, der aber, und das mit gutem Recht, unter den obwaltenden Umständen nicht eintreffen wird.
    In Ihrem Ausführungen haben Sie kein einziges Argument, das einer streng wissenschaftlichen Überprüfung standhält (ähnlich der SVP)
    Es würde den Rahmen dieser Diskussion sprengen auf jedes von Ihnen
    vorgebrachten Argumente einzugehen, daher mein Vorschlag.
    Geben sie mir Ihre el. Koodinaten (die ich streng vertraulich behandeln werde) und ich werde ihnen beweisen wo Sie mit Ihrer
    Rethorik sind.
    IMMER VORAUSGESETZT, SIE HABEN DEN MUT NEUE ERKENNTNISSE ZU GEWINNEN. Die SVP hat diesen bis dato nicht.mfG
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      Bruno Baertschi 30.01.2015 At 17:09
      Sehr geehrter Herr Balli.
      Es liegt mir absolut fern, jemanden von meinen Ansichten überzeugen zu wollen. Ich hoffe sehr, dass sich niemand angegriffen fühlt.
      Was mich zu einer Antwort an Sie bewegt hat, war lediglich ihr Vergleich der Schweiz als "Bananen-Republik" mit der "ach so bösen" (vermutlich ironisch gemeint) EU, deren Errungenschaften sich doch so sehr positiv von denen der Schweiz abheben. Ich sehe und empfinde es halt so, dass unser kleines Land sich geschickt durch die Stürme bewegt und uns (im Vergleich mit der EU) mehr Wohlstand beschert hat (wobei ja jeder seinen Beitrag leisten muss) = Glück.
      Das Diskussionsthema ist aber die Politik und die CH- Demokratie.
      Zum €uro-Chaos: Auch ich bin ihrer Meinung, dass jemand, der Schulden eingeht, für diese gerade stehen muss. Absolut! Und es ist zwingend, dass man sich an Verträge hält. Und Sie haben wiederum recht, wenn Sie sagen, dass Vertragsbrüche/polit. Argumente eben keiner wissenschaftliche Prüfung standhalten können. Da beginnt Politik = wie kommt man aus dem Schlamassel wieder heraus. Wenn Banken vorher gegen Zins Geld ausgeliehen haben und man nach der Sozialisierung des Risikos neues (Steuer-)Geld nur unter Auflagen nachschiesst um einen Teil des überbürdet bekommenen Risikos zu retten, dann kommt eben die Politik zum Zug. Aber was nützen Auflagen, wenn sie nicht eingehalten werden? Was machen die Eltern mit einem störrischen Kind? Die Angst ist gross, dass die Geschwister auch noch angesteckt werden! Geben und Nehmen funktioniert bekanntlich nicht einseitig. Und mit endloser Toleranz (Gutmenschen) ist keiner Seite geholfen. Entweder sie erziehen ihr Kind - oder sie werden vom Kind erzogen. Das von Ihnen beanspruchte verdammte RECHT wird einfach ignoriert. Wäre das Risiko=Verlust nicht sozialisiert worden, wäre das Spiel zwischen den ürsprünglichen Vertragspartnern nämlich schon aus. Damit sind wir wieder beim "too big to jail". Der Deal mit der UBS hat nur funktioniert, weil Sicherheiten geboten wurden und man dem Vertragspartner (nach Prüfung des Sachverhalts) vertraut hat. So lief es in der Schweiz. Welche Sicherheiten werden der EU geboten? Dass sich niemand an Verträge hält! Die EZB nimmt Ramschpapiere als Sicherheit = Prinzip Hoffnung.
      Es ist mir bewusst, dass noch vieles mehr damit in Zusammenhang steht.
      Aber es soll jeder selber befinden, welche die bessere Politik betreibt: Demokratie oder Bürokratie. Ich bleibe bei meinem Favoriten. MfG
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    Wilhelm Tschol 22.01.2015 At 11:37
    Herr Kohlers Analyse der Entwicklung unseres politischen Systems ist hervorragend. Wenn er im Zusammenhang mit dem Wahljahr über unseren "Kleinplaneten" spricht, der als "autonomer Fels" sich oftmals heftig mit seiner globalen Orientierung auseinandersetzt, so dürfte sich nach der Freigabe des CHF gegenüber dem EUR diese Diskussion noch intensivieren. Seit drei Jahren in Deutschland wohnend, und die unsäglichen Diskussionen um PEGIDA, LEGIDA, oder ähnliche Proteste verfolgend, bin ich der Meinung, dass die politischen Parteien im bevorstehenden Wahlkampf sich auf die wichtigsten Zukunftsthemen des Landes konzentrieren sollten. Eine vernünftige Neuorientierung kann nicht aus gegenseitigen Provokationen entstehen. Jede Partei, insbesondere die SVP, hat sich darüber Rechenschaft zu geben, dass wir mit einem aufgeheizten Klima als Gesellschaft mehr zu verlieren als zu gewinnen haben. Die existenziellen Fragen der Zukunft gehen über die Währungsfrage hinaus! Die Fragen unserer Mission als multikulturelle Gesellschaft gegen aussen und innen steht zur Diskussion. Jene die meinen, dass die Schweiz in Zukunft in der Welt ausschliesslich durch wirtschaftlichen Erfolg - wie auch immer entstanden - bestehen kann, die irren. Wir haben die Verpflichtung unserer jungen Generation auch jene traditionellen Werte zu vermitteln, die gesellschaftlichen Konsens, Weltoffenheit, Fairness, Hilfsbereitschaft über die Grenzen hinweg, und Anerkennung Andersdenkenden zu tun haben. Zeigen wir ihnen durch Vorleben den Weg!
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    Markus Immer 22.01.2015 At 05:07
    Herr Kohler; Sie stellen selber Fragen und geben keine Antworten: "Wer sind WIR" und "in welche Richtung wollen wir gehen"? Geschluckt durch die EU, islamisiert und versklavt, ohne eigenen Willen (als Willensnation)?
    Klar zum Ausdruck kommt auch, dass der Souveraen durch Politik und Verwaltung mittlerweile als "eklig" angesehen wird - oder? Ich bin nicht so "gebildet" wie Sie, aber habe mindestgens so viel Lebenserfahrung und bin sicher, ein unabhaengiger Kleinstaat, der um seine Freiheiten (nicht die der Politiker, sonders die des mehrheitlich einfachen Buergers!)kaempfen muss, ist allemal die cleverere Loesung, als die eines Lakaienstat von Gnaden einer Grossmacht "EU"! Allerdings braeuchten wir wieder einige Patrioten in Regierung und Parlament und nicht nur solche denen der Lobbyistencheck am naechsten ist und solche die fuer ihre teils absurden politischen wie religioesen Glaubensbekenntnise ALLES zu opfern bereit sind. Dann kommen noch die kuehlen Beobachter und die schamlosen Profiteure die aus allen Konstellationen ihren Profit zu schlagen wissen, z.B. die UBS die schon laengst keine Schweizerbank mehr ist aber sich immer noch den rot-weissen Anstrich gibt. "Farben" und Ideologien sollten in Zukunft in der Schweiz weniger mehr eine Rolle spielen, aber eventuell wieder ein klareres patriotisches Bekenntnis und die Dinge wieder beim Namen nennen zu duerfen, waere auch noch ein Wunsch. Zum Schluss noch eine Frage von mir: Was haben eigentlich Schweizer Politiker und Wirtschaftsleute an den Bilderberger-Meetings zu tun? Man weis dass sie dort sind od. waren, aber man hoert so nichts? Was laeuft da? Was laeuft ab mit Europa, als Sammelplatz fuer die Millionen von Muslimen die noch kommen werden?
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    Erwin Balli-Ramos 20.01.2015 At 20:04
    Sehr geehrter Herr Bärtschi
    Die Schweiz hat sich in den 700 Jahren seit ihrer Gründung zu einer mehr schlecht als recht funktionierenden Demokratie entwickelt.
    Da sind die Fortschritte der, ach so bösen EU in ihrem knapp 50
    jährigen Bestehen doch ganz beachtlich. Und das ohne Sonderbundskrieg
    Ganz nebenbei und ohne Bosheit, solange wir in der Schweiz in bezug
    auf Demokratie Zustände haben, die denjenigen einer Bananenrepupik verdammt nahekommen,ist die Position des Schulmeisters, hoch zu Ross
    alles andere als angebracht.
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      Bruno Baertschi 26.01.2015 At 07:33
      Sehr geehrter Herr Balli
      auch wenn Sie die schweizerische Demokratie nahe der einer Bananenrepublik sehen, ist sie wohl eine der am besten funktionierenden weltweit. Der Volkswille wird noch gehört; wieviel ihm auch Nachdruck verschafft wird, steht auf einem anderen Blatt. Und ausser der preussischen Kavallerie sehe ich keine anderen Leute hoch zu Ross. Die Errungenschaften der €urokraten der letzten 50 Jahre sind tatsächlich beachtlich; 25% Arbeitslose, Ausweitung der Schulden von Staaten/Ländern/Kommunen auf das X-fache, teilweise Aushebelung der Bestimmungshoheit der Landesparlamente (Demokratieverlust) durch Einsetzung demokratisch nicht legitimierter Entscheidungsträger, EU-Vertragsbruch noch und noch, usw. und so fort. Mit dem TTIP-Freihandelsabkommen werden die nationalen Gerichtsbarkeiten zugunsten dubioser Schiedsgerichte ausgehebelt, aber die Haftung der Länder/Steuerzahler dingfest gemacht (Damit hätte sich die SNB letzthin massive Probleme eingehandelt, als sie die Reissleine zog und die €U-Titanic vom Stapel ging). Aber vielleicht werden uns die Global-Player dennoch später in Haftung nehmen, weil wir der €U-Titanic die Schwimmwesten finanziert haben. Und apropos Sonderbundskrieg, der Balkankrieg ist noch keine 50 Jahre alt; schon vergessen, weil man die Wunden mit Geld/EU-Beitrittshoffnung zugepflastert hat? Krieg in der Ukraine im Entstehen – und wieso? Weil sich die EU gedrängt fühlt, die junge Braut Ukraine zu heiraten, obwohl da noch ein anderer Freier um die Hand anhält. Vielleicht sollte die Braut selber entscheiden, denn auch zu Adelsherrscher-Zeiten gingen Zwangs-Verheiratungen selten gut aus. Aus den guten Ansätzen des EU-Gedankens gingen bisher nur wenige positive Errungenschaften hervor; so da die Personenfeizügigkeit, die es nicht nur Asylbewerbern und Salafisten erleichtert, sich innereuropäisch frei zu bewegen. Den 25% Arbeitslosen und deren in Mitleidenschaft gezogenen Familienangehörigen, den Teilzeit-jobbern/Hartz4- und den Mindestlohn-Empfängern ist jedoch weniger nach Reisen zumute. Ebenso den wegen Niedrigstzinsen um ihr Alterseinkommen fürchtenden Rentnern. Bereits eine ganze Generation von jungen Schulabgängern in den Club-Med-Ländern musste ihr Glück nicht in der EU, sondern in den alten (gleichsprachigen) Kolonien oder noch weiter fern suchen. So reagierten die Griechen gestern und sprachen sich als erstes Volk vom fernen EU-Diktat los (wenn man sie denn lässt). Die Erfolgsstory EU hatte sich früher doch anders angehört! Oder hab ich da was verpasst? Sie sehen im Vergleich, es geht der beinahe-Bananenrepublik-Demokratie Schweiz relativ gut. Sie meistert ihre Aufgaben nicht perfekt, aber als nicht-global-player doch ansprechend. Vielleicht lese ich einfach nur zuviel Nachrichten und sehe alles mit einem Brett vor Augen, das die klare Sicht auf die Dinge, die da laufen, versperrt. Um Ihrer Frage zuvorzukommen – Nein, ich bin weder frustriert noch leide ich an einer Phobie; es geht mir überdurchschnittlich gut, ich bin glücklich. Ohne Bosheit - ich hoffe, Sie sind es auch.
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    Bruno Baertschi 20.01.2015 At 03:11
    Die Polare definieren sich aktiv immer wieder neu. Der interssierte Teil des Volkes steht eher passiv dazwischen, wird zerrieben, beworben/aufgehetzt, gar angelogen oder hinters Licht geführt oder mundtot gemacht. Das sind die Uebel. So geschieht es zwischen West/Ost, EU intern, EU/CH und auch in der Schweiz zwischen Links/Rechts. Das Volk an sich agiert nicht - es reagiert. Und zwar zurecht und zuweilen gar heftig, sobald an den Fundamenten gerüttelt wird, welche der Mehrheit als bewährte und für gut empfundene Errungenschaften dienen. Gut Ding will Weile haben! Es darf nicht sein, dass dem kurzfristigen Profit von Wenigen das Allgemeingut der Uebrigen geopfert wird - dem Deckmantel des Globalisierungsdrucks zum Trotz. Die, die vorausrennen wollen, sollen gehen; Paradebeispiel EU-Chaos; die haben vergessen, das Volk mitzunehmen! Ich hoffe, solches bleibe der CH erspart, auch durch "kluge" Wahlen in laufenden Jahr.
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