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  • Economía

Arañazos en la pintura del bus postal

31.07.2018 – Yvonne Debrunner

Postauto AG era una empresa modelo, hasta que salió a la luz el escándalo de las subvenciones: un escándalo como no se había visto jamás en Suiza. El asunto aún no se ha aclarado del todo. ¿Cómo pudo llegarse tan lejos?

El autobús postal circula por puertos de montaña hasta los valles más recónditos y los pueblos más apartados. Llega a lugares donde las tiendas de pueblo, e incluso la oficina de correos, han echado el cierre desde hace tiempo. Un autobús, aunque sea cada tantas horas, es parte de los servicios básicos en Suiza. El autobús postal amarillo simboliza el servicio público. Une pueblos y ciudades, por lo que mantiene unido el país.

Sin embargo, la pintura amarilla presenta rasguños. En adelante, además de explicarles a los pasajeros dónde tienen que bajarse o hacer trasbordo, los conductores deben explicarles por qué durante años su empleador ha obtenido subvenciones de forma fraudulenta. Postauto AG ha desviado sistemáticamente fondos mediante artimañas contables, de modo que las líneas de autobús subvencionadas parecían menos rentables de lo que en realidad eran.

Tanto es así que durante casi diez años (de 2007 a 2015) la Confederación y los cantones desembolsaron subvenciones excesivas: según los cálculos de la Oficina Federal de Transporte, entregaron 92 millones de francos suizos de más. Una parte de esta suma (13,7 millones) ya ha sido reclamada por la Oficina Federal, con motivo de un reajuste anterior. Postauto está dispuesto a devolver el dinero restante.

Sin embargo, el importe podría incrementarse. A tenor de la Oficina Federal de Transporte, la empresa de autobuses postales embolsó subvenciones excesivas incluso en los años posteriores a 2015, quizá hasta la actualidad. Lo único que ha cambiado es la manera de proceder. En 2016, la Oficina de Correos se reestructuró en forma de holding. Sus unidades se habrían facturado unas a otras prestaciones a precios desmesurados, critica la Oficina Federal. ¿Se trataba simple y llanamente de obtener las subvenciones fraudulentas mediante maniobras más sofisticadas?

Eso lo revelarán las investigaciones en curso: una frase que, hoy por hoy, la Oficina de Correos repite casi a diario. Las investigaciones en curso deberán determinar si la Directora de Correos, Susanne Ruoff, quien dimitió en junio, así como sus predecesores, hicieron la vista gorda ante los millones de francos que se desviaban; si el Director de Postauto, al ser despedido, sirvió como chivo expiatorio. A fin de cuentas, ¿cuál es el motivo real que se esconde detrás de todo esto? Porque la razón de todo eso es la gran incógnita.

Al fin y al cabo, la empresa engañó a su propio dueño. Los fondos fraudulentos permanecieron en la empresa. ¿Para qué entonces todo esto? Puede suponerse que algunos directivos de Postauto cobraron primas un poco más elevadas gracias a un mejor desempeño de la empresa. No obstante, el motivo real podría estar ligado al doble papel que desempeña la empresa. Postauto circula de pueblo en pueblo y recibe por ello subvenciones. Sin embargo, Postauto también organiza viajes a Borgoña y a Piamonte, mantiene redes de autobuses en Francia e invierte en el sistema de alquiler de bicis Publibike. Y en ese caso la empresa no recibe subvenciones. El objetivo de estas actividades no es mantener comunicados los pueblos, sino obtener ganancias.

El director cesado de Postauto hablaba de un “conflicto de objetivos”. ¿Debe el transporte de un pueblo al otro ser lo más barato posible para no perjudicar el bolsillo del contribuyente? ¿O debe uno servirse de lo que no afecta a nadie realmente, de las arcas públicas, para ampliar el negocio e invertir en el mismo, y así alcanzar los objetivos internos de ganancias? La respuesta está clara. Antes de maximizar las ganancias deben minimizarse las subvenciones. Sin embargo, la coexistencia dentro de una misma organización de dos elementos totalmente opuestos, como son un contrato de servicio público y un conjunto de actividades orientadas al mercado, podría haber causado confusión.

YVONNE DEBRUNNER es editora económica de la redacción de Tamedia

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    Sima Mer 29.07.2018 At 22:14
    I very much agree with Bertiz Benhamid. We as human should discipline ourselves to respect each others rights, control the greed, avoid immoral, unethical behavior...
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  • user
    Geli Wörz 28.07.2018 At 12:48
    Weil ich seit 1992 nicht mehr in der Schweiz sondern in Frankreich lebe, wollte meine Bank - Raiffeisen - doch plötzlich glatt 150 bis 250 Franken monatliche Kontogebühren einfordern. Da musste ich natürlich passen und das Konto kündigen. Allerdings hatte ich da schon lange ein Konto bei der Post und dort sind die Gebühren zwar auch hoch genug, aber doch zahlbar.
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  • user
    Adnane Ben Chaabane 26.07.2018 At 18:46
    Bonjour.
    Et par ailleurs cette même poste fédérale se permet de ne pas vouloir ouvrir des comptes aux suisses non résidents.
    Un service public qui bouffe à tous les plats. Subventions, prix du service excessif ….
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    • user
      Michel Piguet 27.07.2018 At 10:36
      Ce qui serait intéressant, ce serait d'en connaître la raison de ce refus d'ouvrir des comptes pour les non résidents.
      - Est-ce une directive d'état? Pourquoi?
      - Est-ce une lubie de la direction? Comment est-ce possible?
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  • user
    Bertiz Benhamid 26.07.2018 At 04:43
    Is money the Root of All Evil? No, money is not the root of all evil - humans are.
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    Wave Dancer 25.07.2018 At 18:40
    Der Skandal um die Postauto AG ist ein Spiegelbild wie die politische Elite staatseigene Firmen führt und ist mit Sicherheit nur die Spitze des Eisberges! Selbstverständlich werden Verantwortliche mit Samthandschuhen angefasst, mit exorbitanten Pensionen u. entschädigungen "ausgemustert" od. sogar, nach einer kleinen, aber gut bezahlten Pause, wieder in den Staatsaparat eingeschleust! Der Dumme dabei ist IMMER der Bürger! Dies wird solange gehen bis dann irgendmal die Leute genug haben und dem Treiben ein Ende machen - gewaltsam!
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      Bertiz Benhamid 26.07.2018 At 16:11
      Wave Dancer - Genau auf den Punkt gebracht.
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      Rolf Gerig 31.07.2018 At 09:52
      Der Schwur von 1291 war vergebens. Es dauerte nicht lange, bis die frühen Eidgenossen selber zu Tyrannen wurden. Die Habsburger sind wir nie losgeworden! Sie haben sich so gescheit angepasst - je nach Zeiten - , dass das Volk sie nicht mehr erkennen kann.
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