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Se acerca de nuevo la gran maratón electoral

23.01.2019 – Susanne Wenger

En las últimas elecciones, hace cuatro años, Suiza dio un giro a la derecha. ¿Cuáles han sido las consecuencias de la nueva composición de la mayoría? A continuación, una mirada al panorama político suizo al comienzo del año electoral 2019.

Tras las elecciones federales de 2015, el analista electoral de Panorama Suizo tuvo un mal presentimiento: “Debemos prepararnos para afrontar tiempos turbulentos”, escribió. En su opinión, estaba en peligro la concordancia, es decir, el acreditado sistema suizo de reparto del poder.

¿Qué había ocurrido? Al obtener casi el 30 % de los sufragios, la Unión Democrática del Centro (UDC), partido nacionalista y conservador, había establecido un récord. Desde la instauración del sistema proporcional en 1919, ningún partido había logrado una proporción tan elevada de votos en las elecciones parlamentarias. En términos generales, también se había dado un giro a la derecha: la UDC y el PLR (Partido Liberal Radical), también conservador, se habían asegurado una estrecha mayoría en el Consejo Nacional, junto con los pequeños partidos de derecha. Esto también era una novedad en Suiza.

Apenas cuatro años después, a unos meses de las elecciones del próximo otoño, puede comprobarse que si bien ha habido turbulencias en Suiza, éstas no son en absoluto comparables con la elección de Trump, el Brexit y las consecuencias de las victorias electorales populistas de la derecha, por ejemplo, en Alemania y en Italia. A pesar de que los debates se han mantenido polarizados, Suiza ha demostrado ser un remanso de estabilidad.

El giro a la derecha no conmocionó a Suiza

Poco después de las elecciones de 2015, Guy Parmelin fue elegido por el Parlamento como segundo miembro de la UDC para formar parte del gobierno federal. De ese modo, los cuatro partidos principales volvieron a estar debidamente representados en el Consejo Federal (dos miembros de la UDC, dos del Partido Socialista Suizo, dos del Partido Liberal Radical, uno del Partido Demócrata Cristiano), poniendo fin por el momento a las disputas de los últimos años por los escaños en el Consejo Federal. Además, el giro a la derecha en las elecciones al Consejo Nacional no provocó una conmoción tan fuerte del panorama político como se había vaticinado. El bloque ciudadano obtuvo más votos en el Parlamento que antes y marcó el rumbo de la política financiera y social. Así, el Parlamento protegió el secreto bancario dentro del país y autorizó una vigilancia de bajo umbral de los afiliados a la seguridad social por parte de detectives. Sin embargo, Suiza mantuvo un rumbo más bien de centro-izquierda en materia de transición energética: el abandono de la energía nuclear es un hecho. Además, el desacuerdo entre la UDC y el PLR impidió la alianza de los partidos conservadores; mantienen posiciones muy discrepantes en cuanto a la política europea: mientras que la UDC estaría dispuesta a poner fin a la libre circulación de personas con la UE, los liberales rechazan esta posibilidad por temor a sus posibles efectos negativos para la economía. En ocasiones, el Consejo de los Estados también detuvo al Consejo Nacional –que se había desplazado hacia la derecha–, por ejemplo, cuando éste votó a favor de importantes medidas de austeridad tendientes a reducir las prestaciones complementarias de las personas de edad avanzada y los discapacitados. Aunque tradicionalmente las fuerzas burguesas moderadas del PLR y del PDC llevan la batuta en el Consejo de los Estados, en la actualidad el PDC y el Partido Socialista Suizo (PSS) pueden formar una mayoría.

La UDC obligada a desacelerar

Especialmente la UDC, acostumbrada al éxito, tuvo que aflojar el ritmo. Durante años había logrado tocar la fibra sensible de la mayoría del electorado con sus iniciativas en contra de Europa y la inmigración. En 2016 llegó la sorpresa: el pueblo y los cantones rechazaron claramente la llamada “iniciativa de ejecución”. La UDC pretendía endurecer la deportación de aquellos extranjeros que hubiesen incurrido en delitos, a lo que el pueblo ya había dado su aprobación. Una amplia alianza de representantes de la política, los negocios, la ciencia, la cultura y la sociedad civil comprendió que se habían traspasado ciertos límites y exigió que se respetaran la separación de poderes y los derechos fundamentales.

“La votación marcó un viraje”, afirma el politólogo Michael Hermann (véase la entrevista). En su opinión, el electorado puso coto a cierto predominio de la UDC; la ganadora de las elecciones de 2015 sentía que el viento estaba cambiando. En las votaciones se encontraba más aislada que antes y llegó a perder escaños en las elecciones cantonales. De acuerdo con el barómetro electoral de la radio y la televisión suizas, si las elecciones se hubiesen celebrado el pasado otoño, la UDC también habría perdido terreno a nivel nacional, sin que por ello dejara de ser la principal formación política. En cambio, según el barómetro electoral, el PLR, el PSS y los Verdes pueden esperar un incremento de votos a su favor.

Los Verdes progresan, el PSS se mantiene estable

La política en Suiza no sólo la determinan los partidos políticos, sino también los temas a tratar. Hace cuatro años, esto benefició a la UDC, cuyos temas centrales –los refugiados y la inmigración– encabezaban la lista de preocupaciones del electorado, el que ahora tiene otras prioridades: el aumento anual de las primas del seguro obligatorio de enfermedad y el sistema de pensiones. Además, el cálido y seco verano de 2018 hizo del medioambiente uno de los temas electorales más acuciantes. Los partidos políticos reaccionaron en consecuencia: el PSS y el PDC pretenden granjearse votos en este año electoral mediante iniciativas populares sobre los costes de la asistencia sanitaria, y el PLR también ha presentado un programa de reformas al respecto. Los Verdes hablan de “elecciones climáticas” y se ven reforzados en su tema predilecto.

El PSS, la segunda fuerza política de Suiza por su número de votantes, está experimentando un leve ascenso. Mientras que en los países vecinos algunos partidos socialdemócratas sufren derrotas históricas –por ejemplo, en el estado federado alemán de Baviera–, el PSS de Suiza ha ganado escaños parlamentarios en los cantones: esto le permite presentarse como una fuerza capaz de contrarrestar el giro a la derecha, sobre todo desde la elección, en 2017, del Consejero Federal del PLR, Ignazio Cassis –liberal de derechas– que ha provocado también un desplazamiento hacia la derecha del gobierno nacional.

Los Verdes se encuentran en claro ascenso. Obtuvieron escaños adicionales en los parlamentos cantonales y, según el barómetro electoral, en otoño podrían incluso alcanzar la mayoría de los votos. Algunos ya están acariciando la idea de un escaño verde en el Consejo Federal, a expensas del PDC.

El centro va a la baja, los liberales van viento en popa

El PDC, la más antigua formación política de tendencia centrista, sigue en baja forma. Desde hace tiempo, este partido pierde votos a nivel nacional. Bajo un liderazgo nuevo, lleva tres años intentando reforzar sus raíces cristiano-conservadoras y encabezar un debate en torno a los valores de las relaciones con el Islam. Hasta el momento, ello no ha detenido su tendencia a la baja, como lo indican el barómetro electoral y las pérdidas de escaños en los parlamentos cantonales. A ello cabe añadir la competencia en el centro, donde el Partido Democrático Burgués (PDB) y el Partido Verde Liberal (PVL) también compiten por los votos. Con todo, el PDC sigue siendo un actor importante en el Consejo de los Estados.

Para el PLR, el año electoral parece prometedor. El cambio de tendencia que empezó en 2015 se ha mantenido: desde entonces, ningún partido ha obtenido más escaños parlamentarios en las elecciones cantonales que los liberales. El barómetro electoral también evalúa positivamente al PLR. Según las encuestas, el electorado lo considera capaz de resolver cuestiones importantes, como la relación con la UE. Al parecer, el PLR logró romper con la imagen de favoritismo económico; por ello, a la dirección del partido no le agradan los políticos ejecutivos de la Suiza francófona, bajo sospecha de haber cobrado a cambio de favores (ver página 31).

Una nueva generación

Al margen de los partidos arraigados, el panorama político suizo ha visto surgir una nueva generación, ágil y digital. Tal es el caso de Operation Libero, encabezada por jóvenes liberales que anhelan una Suiza abierta al mundo y atacan a la UDC en todos los frentes en vísperas de determinadas elecciones, contribuyendo a veces a acelerar los procesos políticos lentos. Así, cuando el Consejo Federal se propuso flexibilizar los criterios para la exportación de armas a países en guerra civil, en tan sólo dos días la petición en línea a favor de una iniciativa popular recibió el apoyo de tantos ciudadanos indignados, que el gobierno se retractó. Y así surgió también el primer referendo a través de Twitter: tres ciudadanos se dieron a la tarea de recabar, en las redes sociales, firmas en contra de los detectives sociales. La revisión de la ley no tardó en someterse al voto popular. Era la primera vez en Suiza que un referendo recababa tantas firmas, sin contar con el respaldo de una infraestructura partidaria y de una sólida organización financiera.

Elecciones al Consejo Nacional y de los Estados en 2019

El 20 de octubre de 2019 se celebrarán en Suiza las elecciones al Parlamento. Las y los electores de Suiza, así como los suizos residentes en el extranjero con derecho a voto, elegirán las dos cámaras del Parlamento para los próximos cuatro años: el Consejo Nacional, con 200 escaños, y el Consejo de los Estados, con 46 escaños. El Consejo Nacional, la cámara mayor, representa al pueblo. El Consejo de los Estados, la cámara menor, representa a los cantones.

Leer más: “La democracia directa alivia las tensiones”

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    Marc Lettau (Redaktion "Schweizer Revue") 12.02.2019 At 22:26
    Sehr geehrter Herr Balli,

    Danke für Ihre kecke Zuschrift. Ich darf Sie beruhigen: Die "Revue" verfügt über keine Zensurabteilung. Aber die "Revue" beschäftigt auch keine Roboter. Will heissen: Jeder Kommentar wird von der Redaktion gelesen, nötigenfalls formal und orthografisch bearbeitet (damit die automatisierte Übersetzung funktioniert) und dann manuell freigegeben. Und das kann auch mal ein paar Tage dauern, besonders übers Wochenende und während Ferien.

    Quo vadis Schweizer Revue? Nun, wir werden uns sicher bemühen, weiterhin unvoreingenommen an die Themen heranzugehen, die die Schweiz bewegen. Und wir sind weiterhin sehr an den Stimmen der Schweizerinnen und Schweizer aus der Ferne interessiert. So gesehen brauchte es unserseits keinen Mut, Ihren Kommentar zu publizieren.

    Übrigens: Sie deuten richtigerweise an, dass in der Kommentarspalte keine Diffamierungen und Beleidigungen Platz haben. Genau so ist es. Solche Kommentare halten wir zurück, denn uns liegt an fairer Diskussion.
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  • user
    Erwin Balli-Ramos 12.02.2019 At 20:52
    An die Redaktion (Zensurbehörde)
    Letzten Freitag habe ich einen etwas kritischen Beitrag eingesandt
    Ich habe nur sachliche Kritik geübt. Niemanden diffamiert und schon gar nicht beleidigt. Aber auch berechtigte Kritik das genügt in Ihren Augen schon, um den Text nicht zu veröffentlichen. Verdammt noch einmal. Wann werden Sie in der Lage sein die Aufgaben einer Redaktion sachlich und korrekt wahrzunehmen? Ich bin überzeugt, Dass Sie nicht einmal den Mut haben auch diesen Text zu veröffentlichen.
    Quo vadis "Schweizer Revue"?
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  • user
    Erwin Balli-Ramos 09.02.2019 At 13:07
    Die direkte Demokratie, wie die Schweiz diese zelebriert,
    verstehe ich wie folgt: Wenn ich, als Unternehmer in meinem Betrieb eine grössere Investition plane haben die direkt Betroffenen ganz sicher ein, wenn auch beschränktes, Mitspracherecht. Selbst wenn sich, wie in unserer Heimat 1,25% der Belegschaft mit meinen Entscheidungen nicht identifizieren können, werde ich keine Zeit mit unnützen Diskussionen verlieren, und die getroffene Entscheidung durch ziehen. Mehr noch, ich wage zu bezweifeln, dass die Schweiz in dieser Form und mit der vorherrschenden Mentalität die Herausforderung der Doktrin China 2025 und den Realitäten der zur Zeit entstehenden Seidenstrasse bewältigen oder überleben wird.
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  • user
    Erwin Balli-Ramos 29.01.2019 At 19:36
    Sehr geehrter Herr Pires
    Wenn in einem Staat die Geburtenrate in weniger als 50 Jahren um mehr als 30% zurückgeht, geschieht unweigerlich das Folgende.
    Pro Zeiteinheit gehen 100% der arbeitenden Bevölkerung in Pension, jedoch in den Erwerbsprozess eintreten werden nur knapp 60%.
    Das ist die einzig logische Schlussfolgerung. Konsequenz: Es fehlen Arbeitskräfte
    ERGO EST (daraus folgt): Statt der unsinnigen Masseneinwanderungs-Zwängerei hätte die SVP in den 1980er-Jahren ein Einwanderungsgesetz anschieben sollen. Das hätte dem von dieser Populisten-Partei mit dem Pseudo-Image der staatsbürgerlichen Verantwortung eher entsprochen.
    Aber eben, mit Populismus gewinnt man Stimmen, mit staatsbürgerlicher Verantwortung und dummen Sprüchen nicht.
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  • user
    Sinan Serbest 25.01.2019 At 18:46
    Toujours le même refrain : Les immigrés et l'islamisation de la Suisse. Et que dire de la "christianisation" ou autres? Ne peut-on pas vivre ensemble sans ou indépendamment d'une religion quelconque?
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  • user
    Dracomir Pires 25.01.2019 At 03:09
    Um wirklich etwas Positives zu bewegen, die Islamisierung und die Ueberfremdung sowie die Masseneinwanderung zu bremsen und dafür zu sorgen, dass Volksentscheide wieder umgesetzt werden, braucht es viel mehr SVP !
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